“Por mutuo acuerdo, el presidente Vladímir Putin de la Federación de Rusia no asistirá a la cumbre, pero el país estará representado por el ministro de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov“, señaló la Presidencia sudafricana en un comunicado.
Sudáfrica, que acogerá la cumbre de los BRICS entre el 22 y el 24 de agosto en Johannesburgo, estaba en el punto de mira tras confirmar el pasado mes de marzo su invitación al presidente ruso para que participara en las reuniones, pese a la orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional (CPI) contra él por presuntos crímenes de guerra en Ucrania.
Como Estado miembro de la CPI, Sudáfrica está obligada a cooperar en el arresto de Putin, pero el país había evitado hasta ahora revelar cómo procedería si el mandatario ruso aterrizaba en su territorio.
Sin embargo, Ramaphosa rechazó arrestar a su homólogo ruso porque sería como una “declaración de guerra” contra Rusia, según informó este martes el Tribunal Superior de Gauteng, que publicó una declaración del presidente.
“Sería contrario a nuestra Constitución arriesgarse a entrar en guerra con Rusia”, dijo Ramaphosa al responder a una demanda presentada por el principal partido de la oposición de Sudáfrica, la Alianza Democrática (AD), para conseguir una “orden declaratoria” que garantizara la detención de Putin.
Sudáfrica asegura haber adoptado una postura neutral sobre la guerra de Rusia contra Ucrania, y ha pedido diálogo y diplomacia para resolver el conflicto.
Esta posición no está sólo vinculada al papel estratégico, político y económico que Moscú tiene en algunos países de África, sino también a motivos históricos, como el apoyo ruso a los movimientos anticoloniales y de liberación del siglo XX, como la lucha contra el régimen segregacionista del “apartheid”.
Brasil, Rusia, la India y China crearon en 2006 el grupo BRIC, al que se unió Sudáfrica en 2010, lo que añadió al acrónimo la letra S.