“Valoramos esta decisión como un nuevo paso extremadamente hostil por parte de Londres, dirigido a continuar bombeando armas a Ucrania y que conducirá a una escalada grave”, señaló la diplomacia rusa en un comunicado.
Según Exteriores, Rusia “se reserva el derecho a tomar todas las medidas necesarias para neutralizar las amenazas que podrían surgir a consecuencia del uso de los misiles de crucero británicos por parte de Ucrania”.
“Los autores y ejecutores de este paso irracional cargarán total y absolutamente con toda la responsabilidad por las acciones destructivas de Londres”, añadió el departamento encabezado por Serguéi Lavrov.
Misiles Storm Shadows
El ministro británico de Defensa, Ben Wallace, confirmó este jueves en el Parlamento que su Gobierno enviará misiles de largo alcance “Storm Shadows” al Ejército ucraniano.
En su declaración, Wallace argumentó que “la donación de estos sistemas de armamento da a Ucrania la mejor probabilidad de defenderse frente a la continuada brutalidad rusa, especialmente de los ataques deliberados contra infraestructura civil ucraniana, que van contra la legislación internacional”.
“Ucrania tiene derecho a poder defenderse frente a esto”, remarcó el ministro, al insistir en que esos misiles “permitirán a Ucrania echar a las fuerzas rusas que están asentadas dentro de territorio de soberanía ucraniana”.
El político también señaló que no planea dar más detalles sobre las capacidades de esos misiles pero observó que “estos sistemas ni siquiera se encuentran en la misma liga que los misiles rusos hipersónicos Killjoy AS-24 (Kinzhal)”, ni tampoco a la altura de los “misiles de crucero Kalibr.
Estos últimos cuentan con un alcance de 2.000 kilómetros, unas siete veces más que los Storm Shadow.
“Rusia debe reconocer que sus acciones han derivado en que se haya proporcionado estos sistemas a Ucrania”, apuntó el ministro británico, al concluir que se trata de “una respuesta calibrada y proporcionada a las escaladas de Rusia”.
Los misiles Storm Shadow, desarrollados conjuntamente por el Reino Unido y Francia, tienen un alcance de más de 250 kilómetros, un poco menos que los ATACMS que Estados Unidos se ha negado hasta ahora a enviar a Ucrania.