Alemania intenta convencer a más trabajadores extranjeros para que se integren a su mercado laboral. Nuevos estudios sugieren que el país está perdiendo atractivo en las comparaciones internacionales.
Alemania es cada vez menos atractiva para los mejores talentos extranjeros, según un nuevo estudio de la fundación Bertelsmann y la OCDE, que seguramente preocupará al Gobierno de Olaf Scholz, que intenta conseguir más trabajadores extranjeros cualificados para llenar los vacíos del mercado laboral.
Los “Indicadores de atracción del talento” de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), publicados la víspera, muestran que Alemania descendió del puesto 12 en 2019 al 15 este año, entre los 38 países de este bloque.
El estudio categorizó cuatro grupos de personas que los Gobiernos esperan atraer -especialistas altamente cualificados, empresarios, fundadores de start-ups y estudiantes internacionales- y descubrió que solo en uno de esos grupos, el de los estudiantes, Alemania se situaba entre los diez primeros.
Persuadir a la gente para que se quede
Alemania está cada vez más desesperada por mantener en el país al mayor número posible de trabajadores cualificados extranjeros, ya que un inminente cambio demográfico dejará millones de vacantes laborales en la próxima década: la última generación del baby boom, que constituye la mayor parte de la mano de obra actual, se jubilará en 2035.
Según los cálculos del Instituto de Investigación sobre el Empleo (IAB, por sus siglas en alemán), que es parte de la Agencia Federal de Empleo alemana, el país necesita un saldo neto de 400.000 inmigrantes que lleguen cada año para suplir las lagunas del mercado laboral. Los últimos pronósticos de la oficina de estadística alemana prevén una tasa neta de inmigración anual de 290.000 personas, lo que la dejará aún con 3,6 millones de vacantes laborales.
Pero convencer a la gente de que venga a Alemania es solo una parte de la solución, dice Paul Becker, científico social del instituto de investigación berlinés Minor. “Para que una estrategia de mano de obra cualificada tenga éxito, será crucial garantizar no sólo más inmigración, sino también que menos trabajadores cualificados vuelvan a emigrar y, en su lugar, permanezcan en Alemania con sus familias”, escribió en un estudio publicado en febrero.
Razones para marcharse
Basándose en una encuesta a 1.885 personas que han abandonado Alemania, así como en 38 largas entrevistas, un estudio del Instituto de Investigación Económica Aplicada (IAW) descubrió que existe un complejo conjunto de factores que influyen en las razones por las que la gente se marcha, desde los permisos de residencia, la imposibilidad de encontrar un trabajo adecuado, la imposibilidad de traer a la familia, el alto coste de la vida y cuestiones personales.
La razón más frecuente era bastante simple: Problemas legales relacionados con la residencia. “Supongo que en la mayoría de los casos se trataba de permisos de residencia para formación o trabajo, que simplemente caducan y no se prorrogan”, explica Bernhard Boockmann, autor del estudio de la IAW.
Otro de los factores que mencionan muchos extranjeros, cuando hacen balance de las razones para no apostar definitivamente por Alemania, es el idioma. Aunque hay muchas ofertas de trabajo en inglés, sobre topdo en grandes ciudades como Berlín, la burocracia alemana para extranjeros se mantiene obstinadamente en alemán, lo que no les facilita las cosas.
¿Qué puede hacer el Gobierno?
Los expertos creen que se pueden y deben tomar medidas concretas.
“La Agencia Federal de Empleo (BA) no tiene medidas concretas sobre cómo debe asesorar a las personas que están pensando en emigrar de nuevo”, advierte Boockmann. “Por ejemplo, creemos que en una situación en la que alguien pierde su trabajo, la BA debería hacer consultas específicas”.
Becker cree que las familias son un factor clave y que la tarea va mucho más allá de la política laboral. “Si personas cualificadas vienen a Alemania y traen a sus familias, tenemos que preguntarnos: ‘Vale, ¿cómo podemos asegurarnos de que los miembros de la familia estén bien aquí?”, explicó. “¿Consiguen un apartamento fácilmente? ¿Pueden encontrar una plaza escolar o de guardería? ¿Tienen la oportunidad de aprender el idioma?”.
Se trata, insiste el científico social, de “muchos pequeños tornillos” que hay que girar para crear un buen marco social.