Mañana martes en Vesoul, en el este de Francia, parte la apelación de Nicolás Zepeda por el caso de Narumi Kurosaki.
El 12 de abril de 2022 el hombre fue condenado por un tribunal de Besanzón a 28 años de cárcel como autor del crimen de la japonesa, su expolola, de la cual nunca se ha encontrado el cuerpo ni restos.
Pero ahora el chileno enfrenta una segunda instancia buscando la absolución, aunque al mismo tiempo arriesgando la condena a cadena perpetua que evitó al final del primer juicio, que contó con tres magistrados y seis civiles.
Zepeda, de 32 años, fue condenado ante las numerosas pruebas y testigos que apuntaban en su contra.
Narumi Kurosaki, de 21 años, desapareció en 2016 después que Zepeda viajara a Francia para intentar, según él, recuperar una relación que mantuvieron cuando él estuvo estudiando en Japón, en 2014, aunque ella tenía un nuevo novio francés.
Aunque las pruebas y argumentos de acusación y defensa son las mismas que en el primer juicio, el nuevo proceso tiene la novedad que Zepeda cuenta con un nuevo abogado: Antoine Vey, un famoso letrado parisino que ha participado, entre otros, en la defensa del australiano Julian Assange en Londres.
Por otro lado uno de los abogados de la acusación particular, Randall Schwerdorffer, que representa al que era el nuevo novio de la joven, considera que en esta ocasión “hay una posibilidad real de confesión” por parte de Zepeda, según dijo este fin de semana en una entrevista con el medio regional L’Est Republicain.
La última noche de Narumi Kurosaki junto a Nicolás Zepeda
Según la investigación, Zepeda cenó con Kurosaki la noche en la que se perdió su rastro.
Ambos fueron grabados por una cámara entrando en la residencia de estudiantes donde vivía la japonesa, de donde unas horas después se vio salir solo al chileno.
La estudiante había llegado a la localidad francesa de Besançon en el verano de 2016 para aprender francés en el marco de un acuerdo entre las universidades de Franco Condado y Tsukuba.
Varios estudiantes declararon haber escuchado gritos esa última noche y un “sonido sordo”, como de golpes, pero ninguno llamó a la Policía. Zepeda volvió a Chile poco después, aunque previo a eso visitó a un primo en España.
Poco antes de la desaparición de la chica, Zepeda compró un bidón con cinco litros de combustible y fósforos, lo que hace pensar que pudo premeditar la desaparición del cadáver.
Junto a eso arrendó un auto, el que devolvió sucio.
Según la sentencia, tras el asesinato, Zepeda usó las redes sociales de su exnovia para enviar mensajes a sus conocidos haciéndose pasar por ella.
Finalmente fue extraditado a Francia en julio de 2020 luego que la Corte Suprema resolviera que había “antecedentes con fundamento serio, cierto y grave” para acusarle.
La joven desapareció el 4 de diciembre de 2016 y de su cuerpo nada se sabe: en línea con la postura de la Fiscalía, Zepeda habría lanzado los restos de la víctima al río Doubs, por lo cual estos habrían terminado aguas abajo de la presa de Crissey.