Durante el rezo del ángelus, el pasado domingo 15 de enero, el papa Francisco pronunció algunas frases que volvieron a interpretarse como anticipo de una posible renuncia: “Liberarse de los propios apegos y hacerse a un lado cuesta, pero es importante hacerlo siempre” y “aprender a despedirse”.
El rezo que tomó lugar, como todas las semanas, en la Plaza San Pedro recogió el testimonio de Juan Bautista sobre Jesús, que, según palabras del Papa, revelaba su “espíritu de servicio” y habla sobre el desapego a los roles, posiciones y, sobre todo, sobre conocer cuándo es momento de apartarse de ellos.
“Pensemos en lo importante que es para los padres, que crían a sus hijos con muchos sacrificios y luego deben dejarlos libres de emprender su propio camino. Es hermoso y justo que los padres sigan asegurando su presencia diciendo a los hijos: «no los dejamos solos»; pero con discreción, sin intromisión. Y lo mismo vale para otros ámbitos. Liberarse de los propios apegos y saber hacerse a un dado cuesta, pero es muy importante: es el paso decisivo para crecer en el espíritu de servicio sin pretender nada a cambio”, continúo el Papa.
Considerando sus recientes declaraciones, del pasado diciembre, donde Bergoglio reveló, en una entrevista con el diario español ABC, que había firmado su renuncia “en caso de impedimento por cuestiones médicas”, crecieron los rumores sobre una posible renuncia a futuro.
Las renuncias en el Vaticano
Confirmado el rumor, no estaríamos ante el único caso en la historia del Vaticano. El propio Código de Derecho Canónico, contempla en su articulado la posibilidad de renuncia; requiriendo para ella solo que sea manifestada formalmente y en libertad. Lo peculiar, es que el Código no establece que esta deba ser aprobada; bastaría, únicamente, con la mera declaración del Pontífice.
A lo largo de la historia apostólica romana existieron varios casos análogos. El más reciente, y quizás, más conocido, fue el caso de Benedicto XIV, o según su nombre secular Joseph Aloisius Ratzinger; quien dimitió al pontificado el 11 de febrero de 2013, alegando a su avanzada edad y a la falta de fuerzas para ejercer, diligentemente, su función.
Hasta hoy este sigue siendo el caso más contemporáneo de la Iglesia Católica ya que el último Papa en renunciar, antes que Benedicto, fue Clemente VIII en 1429.
Uno de los casos más famosos de la historia fue el de Clementino V en 1294, quien renunció a su cargo tras solo cinco meses de asumir con Sumo Pontífice. El Papa que vivía una vida retirada y de oración en las montañas, presentó su renuncia alegando que no se sentía preparado de llevar a cabo la tarea encomendada.
Con ellos tendríamos, a lo largo de toda la historia, tan solo seis casos de renuncias.