Unas 65.000 personas han entrado en la basílica de San Pedro del Vaticano para rendir su último homenaje a Benedicto XVI, cuyos restos mortales están situados justo delante del monumental baldaquino, obra del italiano Gian Lorenzo Bernini.
La capilla ardiente del papa emérito Benedicto XVI, fallecido el pasado sábado con 95 años, abrió este martes por segundo día después de que este lunes pudieran dar su último adiós al pontífice 65.000 personas y en espera del funeral que se celebrará este jueves.
Desde primeras horas de la mañana, ya miles de fieles esperaban a las puertas de la plaza de San Pedro para poder entrar en la basílica vaticana para despedir a Joseph Ratzinger, que en 2013 fue el primer pontífice en renunciar en los últimos seis siglos, y cuyos restos se encuentran sobre un catafalco de tela dorada a los pies del Altar de la Confesión y del baldaquino de Bernini, sobre el lugar en el que según la tradición fue sepultado San Pedro.
Pocos minutos después de las 7:00 horas (3:00 en Chile) se abrieron las puertas de la basílica de San Pedro y varios cientos de fieles que llevaban esperando más de dos horas pudieron entrar a la capilla ardiente que hoy estará abierta hasta las 19:00 horas (15:00 GMT).
El último día de la capilla ardiente será mañana, mientras que Francisco celebrará la audiencia general en la cercana aula Pablo VI, ya que no se ha cancelado ninguna de las actividades del pontífice argentino.
Mientras, se prepara el funeral que será presidido por Francisco en la inédita circunstancia de un papa que celebra las exequias de otro papa. Aunque debido a los problemas de movilidad de Jorge Bergoglio es probable que concelebrará con el Secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, y el decano del Colegio Cardenalicio, el cardenal Giovanni Battista Re.
No será un funeral de Estado, al no tratarse de un pontífice “reinante”, aunque contará con delegaciones oficiales de Italia y del país natal de Ratzinger, Alemania, y otras autoridades podrán asistir pero deberán hacerlo a título personal.
Aún no se ha confirmado nada sobre el rito de la liturgia, que quizá tendrá algunas variaciones por la condición de “emérito” de Benedicto XVI, pero algunas fuentes aseguran que la voluntad de Francisco es rendir homenaje a su predecesor con todos los honores, así que es probable que, por ejemplo, el féretro con los restos de Joseph Ratzinger atraviese la Puerta de la Muerte, una de las cinco puertas de la Basílica de San Pedro que se utiliza para que la atraviesen los ataúdes de los pontífices.
Ya ha confirmado su presencia la reina emérita de España, Sofía, y el ministro español de la Presidencia, Félix Bolaños, así como también el presidente polaco, Andrzej Duda; el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, y el rey Felipe de Bélgica.
Después, el cuerpo de Benedicto XVI será enterrado en la cripta de la basílica de San Pedro, donde reposan muchos otros pontífices de la milenaria historia de la Iglesia católica.
La tumba elegida por él mismo ha sido la que acogió los restos de Juan Pablo II, vacía desde que el cuerpo de éste fuera trasladado a una capilla de la basílica de san Pedro con motivo de su beatificación en mayo de 2011.