La Comisión Europea subrayó que no hay peligro para la seguridad del suministro, ya que la Unión Europea no recibe actualmente nada de gas por esos conductos, y agregó que sigue de cerca el impacto climático, medioambiental y sobre la navegación que puedan tener las fugas.
Las sospechas de un posible sabotaje planean sobre las tres fugas detectadas en los gasoductos rusos Nord Stream 1 y Nord Stream 2, que han “alarmado” al Kremlin y han provocado que Dinamarca haya declarado la emergencia en los sectores eléctrico y gasístico del país.
“No se puede descartar ninguna versión”, dijo el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, en su rueda de prensa telefónica diaria, al ser consultado sobre si se trata de un sabotaje.
El Kremlin se mostró “muy alarmado” por los daños que han sufrido tres tuberías de los gasoductos, cuyas causas aún se desconocen, según el portavoz, quien incidió en que “hasta que tengamos los resultados de la investigación, no podemos descartar nada”.
Informaciones procedentes de círculos de seguridad en Alemania sostienen que hay muchos indicios que apuntan a que los dos gasoductos fueron dañados deliberadamente en un acto de sabotaje, asegura el diario Tagesspiegel.
“Nuestra imaginación ya no puede concebir un escenario que no sea un ataque dirigido”, cita al periódico una fuente anónima de círculos del gobierno y de las autoridades federales, que añade que “todo habla en contra de una coincidencia”.
También el experto en política exterior de los Verdes, Jürgen Trittin, da por hecho, en declaraciones a la cadena n-tv, que la repentina fuga de gas detectada en el Nord Stream 2 no es casual.
Según Tagesspiegel, se barajan dos posibilidades sobre la autoría de los supuestos ataques contra ambos gasoductos.
Por un lado, podría ser obra de fuerzas ucranianas o fuerzas relacionadas con Ucrania o bien podría tratarse de una operación de “falsa bandera” por parte de Rusia para generar más incertidumbre y posiblemente hacer subir de nuevo el precio del gas, señala la publicación.
Daños sin precedentes
La operadora de los dos gasoductos dijo este martes que los daños que han sufrido tres tuberías de ambas infraestructuras no tienen precedentes y que es imposible prever cuándo se restaurarán.
“Los daños que ocurrieron simultáneamente en tres hilos de gasoductos en alta mar del sistema Nord Stream el mismo día no tienen precedentes. Todavía no es posible estimar el momento de la restauración de la infraestructura de transporte de gas”, dijo Nord Stream AG, con sede en Suiza.
Todo comenzó la noche del domingo al lunes, cuando se detectó una fuga en uno de los dos hilos del Nord Stream 2, que nunca llegó a operar debido al bloqueo por parte de Berlín de la infraestructura incluso antes de la intervención bélica en Ucrania.
No obstante, la infraestructura gasística fue llenada de gas y debe mantener por tanto la presión.
El primer Nord Stream, con una capacidad de 55.000 millones de metros cúbicos de gas al año y en el que se detectaron otras dos fugas, está detenido también tras alegar Rusia una fuga de aceite en la única estación compresora rusa que aún estaba en funcionamiento.
Alarma en Dinamarca y Suecia
La fuga se registró en la zona económica exclusiva de Dinamarca al sureste de la isla de Bornholm, en el mar Báltico.
De ahí que la Dirección General de Energía de Dinamarca haya declarado la emergencia en los sectores eléctrico y gasístico.
“La rotura de las tuberías ocurre rara vez, por eso vemos motivo para aumentar el nivel de emergencia como resultado de los hechos ocurridos el último día. Queremos asegurar la vigilancia minuciosa de la infraestructura crítica para reforzar la seguridad de suministro”, consta en un comunicado.
El anuncio supone la subida al nivel naranja, el segundo más alto en una escala de cinco, lo que implica que se comunicarán “medidas concretas” que las empresas de los sectores gasístico y eléctrico deben implementar “para aumentar la seguridad de, por ejemplo, plantas, edificios e instalaciones”.
Las autoridades danesas informaron inicialmente de una fuga en el Nord Stream 2 en aguas danesas en el Báltico y, posteriormente, de otras dos en el Nord Stream 1, una en aguas de este país nórdico y otra en las de la vecina Suecia, cerca de la isla de Bornholm.
La Marina danesa ha decretado además una orden que prohíbe la navegación en un radio de cinco millas alrededor de las zonas de las fugas y, los vuelos, en un área de un kilómetro.