Giorgia Meloni, la líder de Hermanos de Italia, de la coalición de derecha, se convirtió en la próxima y primera mujer primera ministra de Italia, luego de los resultados de las votaciones de este domingo.
Así, la futura jefa de estado se hizo con el triunfo, tras lograr una mayoría abrumadora en las urnas, dados los resultados obtenidos también por sus dos socios en la coalición de derechas: Matteo Salvini y Silvio Berlusconi. Pero, ¿Quién es esta líder de 45 años?
¿Quién es Giorgia Meloni?
Nacida en 1977, Giorgia Meloni se unió al “Frente de la Juventud” del partido neofascista Movimiento Social Italiano (MSI) cuando era una estudiante de 15 años. De acuerdo a ella, para enviar una señal contra el terror de extrema izquierda de aquellos años en Italia.
Más tarde, dirigió la asociación estudiantil de la ultraderechista Alianza Nacional y fue elegida para la Cámara de Diputados del Parlamento italiano en 2006.
En 2008 se convirtió en la ministra más joven de Italia. A los 31 años, asumió la cartera de Juventud en el Gobierno de Silvio Berlusconi. Luego, en 2012, Meloni fundó el partido Hermanos de Italia, que empezó a presidir dos años después.
Si hay un punto de inflexión en la larga carrera política de Giorgia Meloni, ese fue en octubre de 2019, cuando ante miles de personas en la plaza de San Juan de Roma, proclamó: “Soy Giorgia, soy mujer, madre, italiana y cristiana y no me lo quitarán”, en ataque directo a la legislación homosexual.
Dos muchachos tomaron su discurso, la mezclaron con música electrónica y, sin quererlo, la elevaron a icono pop. Toda Italia bailaba y difundía aquel tema pegadizo.
Meloni y su campaña electoral
Sus rivales, sostiene, son los “burócratas” de Bruselas, el colectivo LGBT o la “izquierda de salón”, mientras admira a la Rusia de Vladimir Putin por compartir el “sistema de valores europeos, defender el cristianismo y combatir el fundamentalismo islámico”, aunque promete “lealtad” a Occidente.
En un acto electoral de Vox en Marbella (sur de España), señaló: “No hay mediaciones posibles, se dice sí o no. Sí a la familia natural, no al lobby LGBT; sí a la identidad sexual, no a la ideología de género; sí a la cultura de la vida, no al abismo de la muerte; sí a la universalidad de la cruz, no a la violencia islámica; sí a fronteras seguras, no a la inmigración masiva”.
Con toda una carrera en la política italiana, Giorgia Meloni entró en la campaña electoral con el lema populista “¡Primero Italia y los italianos!”.
Así, exigió más prestaciones familiares, menos burocracia europea, impuestos bajos y un alto a la inmigración. La candidata ganadora quiere renegociar los tratados de la Unión Europea (UE) y la pertenencia de Italia a la comunidad monetaria del euro. Además, rechaza el aborto, así como el matrimonio igualitario.
Los símbolos del fascismo y Giorgia Meloni
La líder del partido Fratelli d’Italia , ha debido aclarar temas como su visión respecto al antiguo líder fascista Benito Mussolini.
El dictador era “una personalidad multifacética”, ha dicho Meloni en entrevistas, sin distanciarse claramente del fascismo. En ese sentido, escribió que es consciente de que el tema es campo políticamente minado.
“Somos hijos de nuestra historia. El camino que hemos recorrido es complejo, mucho más complicado de lo que muchos quieren contar”, dijo en su autobiografía. Lo único que rechaza es el culto al líder del fascismo.
El pasado 10 de agosto, en plena campaña electoral, envió un video en inglés, francés y español para distanciarse del fascismo: “La derecha italiana ha relegado el fascismo a la historia desde hace décadas, condenando sin ambigüedades la privación de la democracia y las infames leyes antijudías. Y obviamente también es inequívoca nuestra condena al nazismo y al comunismo”.
Pero un símbolo de los fascistas está siempre presente cuando Meloni da conferencias de prensa en la sede del partido. Detrás de ella aparece el logo de una llama de fuego con los colores de la bandera de Italia. Una llama que arde figurativamente en la tumba de Mussolini.
Es más, en el proceso de preparación para la recién terminada campaña electoral, Giorgia Meloni dio instrucciones a las filiales de su partido de que no se hicieran más declaraciones extremas, ninguna referencia al fascismo y, sobre todo, no utilizaran el “saludo romano”, que es similar al “saludo nazi”, con el brazo derecho extendido.