Los referendos sobre la anexión a Rusia comienzan este viernes en cuatro regiones del sur de Ucrania, incluidas las dos de Donbás.
Los territorios de Ucrania bajo control ruso y Moscú aseguraron el jueves que las votaciones de anexión, previstas a partir del viernes, se llevarán a cabo, pese a la indignación internacional que suscitan.
Rusia, mediante su ministro de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, defenderá ante el Consejo de Seguridad de la ONU su proyecto de anexión y su invasión a Ucrania, al día siguiente del anuncio de Vladimir Putin respecto de la movilización de 300.000 soldados más y las amenazas de recurrir al arma nuclear.
De viernes a martes, cuatro regiones bajo control total o parcial de Moscú votarán en unas consultas organizadas apresuradamente, para ser anexadas por Rusia.
Occidente tacha estos comicios de “simulacros” e incluso China, cercana a Moscú, instó al respeto de la integridad territorial de los Estados.
Pero las autoridades prorrusas instaladas en estos territorios y Moscú reiteraron que los procesos iban a efectuarse.
“La votación empieza mañana y nada podrá impedirlo”, señaló a la televisión rusa el jefe de la administración de ocupación de la región de Jersón, Vladimir Saldo.
La entidad electoral de los separatistas prorrusos de Donetsk informó que “por temas de seguridad”, la consulta se organizaría casi puerta a puerta, “delante de las viviendas”, durante cuatro días y los centros electorales sólo abrirían “el último día”, el 27 de septiembre.
Misiles hipersónicos
El expresidente ruso Dmitri Medvedev y actual número dos del Consejo de Seguridad del país repitió en Telegram que las regiones de Lugansk, Donetsk (este), Jersón y Zaporiyia (sur) “integrarán Rusia”.
Y luego afirmó que su país estaba preparado para efectuar un ataque nuclear contra Occidente si era necesario: los misiles “hipersónicos rusos son capaces de alcanzar sus objetivos en Europa y Estados Unidos mucho más rápido” que las armas occidentales.
En un discurso a la nación, Putin dijo el martes estar dispuesto a usar “todos los medios” de su arsenal frente a Occidente, a quien acusa de querer “destruir” Rusia.
La doctrina militar rusa prevé la posibilidad de recurrir a ataques nucleares si los territorios considerados como rusos por Moscú son atacados, lo que podría ser el caso de las zonas anexadas.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, estimó que debido a la ayuda militar occidental a Ucrania, Rusia “de facto está confrontada al bloque de la OTAN”.
Por supuesto Moscú hace oídos sordos a las críticas internacionales, empezando por la del mandatario estadounidense, Joe Biden, quien ante la tribuna de la Asamblea General de Naciones Unidad dijo que la guerra de Putin “extingue el derecho de Ucrania a existir”. Después de él, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, instó al mundo a “castigar” a Rusia.
En el terreno, los bombardeos persisten, después de la movilización masiva de reservistas anunciada por Putin tras los duros reveses de las fuerzas rusas en septiembre frente a la contraofensiva ucraniana en las regiones de Járkov (noreste), en el Donbás (este) y Jersón.
Nueve misiles cayeron sobre la ciudad de Zaporiyia, bajo control ucraniano, según las autoridades locales, alcanzaron un hotel y causaron al menos un muerto.
Los separatistas de Donetsk acusaron a Kiev de haber bombardeado un mercado, donde murieron seis personas. La prensa local difundía imágenes de un autobús calcinado y un cadáver en la carretera.
“No quiero morir”
Rusia confirmó la llegada de 55 prisioneros de guerra intercambiados con Ucrania, en el mayor canje desde el inicio de la invasión.
La víspera, el presidente Zelenski se congratuló de la liberación de 215 ucranianos, entre ellos jefes de la defensa de la acería de Azovstal de Mariúpol (sureste), símbolo de la resistencia ucraniana y Moscú califica de “neonazis”.
El líder separatista de la región de Donetsk, Denis Pushilin, confirmó la liberación del millonario empresario y exdiputado ucraniano Viktor Medvedchuk, cercano a Putin.
En Rusia, el anuncio de la movilización de cientos de miles de reservistas suscitó múltiples manifestaciones en todo el país, y al menos 1.332 personas fueron detenidas.
Muchos medios informaron también que hubo una avalancha de intentos para irse del país.
El Kremlin minimizó estas reacciones y dijo que “las informaciones sobre los movimientos en los aeropuertos son muy exageradas”.
En la cercana Armenia, en el aeropuerto de Ereván, rusos admitieron haber huido de la movilización. Dmitri, de 45 años y una pequeña bolsa en la mano, explicó haber dejado a su mujer y sus hijos en el país.
“No quiero morir en esta guerra sin sentido. Es una guerra fratricida”, aseguró, preservando su anonimato.