Los afiliados del Partido Conservador británico comienzan a votar esta semana para elegir a su nuevo líder, y sucesor en cinco semanas del primer ministro Boris Johnson, con la ministra de Exteriores Liz Truss considerada favorita frente a Rishi Sunak, extitular de la cartera de Finanzas.
Los miembros de este partido, que lleva 12 años en el poder y cuyo número exacto es confidencial, pero que se estima en cerca de 200.000 (equivalentes a un 0,3% de la población), tienen hasta el 2 de septiembre para votar por correspondencia. El resultado se espera para el 5 de septiembre.
Antes de final de esta semana, los adherentes del partido deberían recibir sus papeletas.
Se trata de un cuerpo electoral integrado mayoritariamente por varones, blancos y de edad más avanzada.
Tras un inicio de campaña con un pelotón de candidatos y cinco votaciones restringidas a los representantes en el Parlamento para elegir a los dos finalistas, el suspense parece haberse disipado.
Pero Sunak, quien quedó a la cabeza de las votaciones internas de los parlamentarios por su elogiada gestión de la pandemia, es menos popular en las bases del partido donde Truss espera ganar terreno.
De cara a la votación, Truss recibió importantes apoyos como el del exministro para Irlanda del Norte, Brandon Lewis, el candidato fallido a líder del partido Tom Tugendhat y el espaldarazo más importante, el del ministro de Defensa, Ben Wallace, que es muy respetado en el seno del partido.
Este lunes Truss obtuvo también el apoyo del actual ministro de Finanzas, Nadhim Zahawi.
Ben Wallace destacó la “experiencia” de la actual canciller, en momentos que se libra la guerra ruso-ucraniana.
Una puñalada por la espalda
“La carrera está muy reñida y luchamos por cada voto”, afirmó pese a todo Truss este fin de semana.
La ministra pareció un poco rígida y algo incómoda en algunos debates en las primeras fases de la competición, pero ahora parece más relajada y segura de sí misma, un revés para Sunak que contaba con sus capacidades oratorias para ganar terreno.
Truss salió reforzada el jueves en el primero de una serie de 12 encuentros frente a los militantes.
El próximo encuentro está previsto para la noche de este lunes en la localidad de Exeter, en el sudoeste del Reino Unido.
Rishi Sunak es odiado por los partidarios de Johnson.
Un afiliado lo acusó de haber “apuñalado por la espalda” al primer ministro, ya que su dimisión contribuyó a precipitar una avalancha de renuncias en el gobierno que no le dejaron otra opción a Johnson que anunciar que dejaba el cargo tras meses de escándalo por las filtraciones de fiestas realizadas en Downing Street durante el confinamiento.
Desde el inicio de esta campaña interna, durante la cual el medioambiente no ha sido casi evocado, los finalistas se oponen sobre los impuestos.
Por un lado Truss promete un recorte de impuestos “desde el día uno”, anunciando que anulará el alza de las cotizaciones sociales impuesta este año para financiar el sistema nacional de salud que quedó resquebrajado por la pandemia.
En cambio, Sunak critica los “cuentos de hadas” de su rival y advirtió que es mejor esperar que la inflación -que toca un máximo en 40 años- amaine antes de bajar la presión fiscal.
Pero, desde el inicio de la campaña, este exbanquero inicio un viraje anunciando una reducción del impuesto a la energía para aliviar a los hogares.
En un guiño a las bases conservadoras también prometió endurecer las normas migratorias y entró de lleno en el debate sobre las guerras culturales lanzado por el ala derechista del partido.
Impediremos que “los agitadores de izquierda” ataquen con buldóceres “nuestra historia, nuestra tradiciones y nuestros valores”, afirmó Sunak.