Ucrania ha dado este viernes el primer paso en su adhesión a la Unión Europea tras recibir el dictamen positivo de la Comisión Europea.
El organismo abre un proceso de acceso largo y reversible, ligado al avance en las reformas exigidas por Bruselas en el campo de la justicia, la lucha contra la corrupción y los oligarcas.
Se trata de una decisión que se espera en la cumbre de líderes europeos los próximos 23 y 24 de junio en la capital comunitaria.
Entonces se sumará a Albania y Macedonia del Norte, ambos candidatos pero que no han arrancado sus conversaciones de acceso.
Actualmente Serbia y Montenegro negocian su entrada a la UE, mientras que Turquía mantiene su proceso congelado por la falta de compromiso con los valores europeos.
Aparte, la candidatura de Bosnia y Herzegovina lleva desde 2016 en pausa a la espera de una serie de reformas estructurales para recibir el estatus de candidato.
El último país que ingresó en la UE es Croacia que logró entrar en 2013, una década después de solicitar su ingreso y tras seis años de negociaciones para alinearse con los estándares y normas comunitarias y prepararse económicamente para ser parte del mercado único.
El proceso de adhesión de Ucrania a la Unión Europea se puede revertir
Eso sí, la nueva metodología para el proceso de Ampliación da un mayor papel a los Veintisiete para paralizar las negociaciones e, incluso, revertirlas en caso de que un país aspirante retroceda en las reformas comprometidas con la UE.
Aprobada hace dos años en pleno ‘impasse’ por las dudas que generó la candidatura de Albania entre un amplio grupo de Estados miembros, encabezados por Francia y Países Bajos, las nuevas directrices buscan hacer el proceso más político y creíble.
Si bien los Estados miembro y la Comisión nunca ha puesto este mecanismo en práctica y han bloqueado las negociaciones por falta de compromiso.
En un momento en el que toda la UE y sus socios imponen sanciones a Rusia por la invasión militar de Ucrania, destaca la posición de Serbia que no se ha alienado con estas sanciones.
Esto, en claro choque con sus compromisos como aspirante a la UE, generando debate sobre si tendría que aplicarsele esta clausula.
En el caso de Ucrania, las nuevas reglas pueden tener repercusiones negativas pues, según reconoce la propia Comisión Europea, no todas las condiciones que pide son asumibles para un país en un contexto de guerra.
Además, el dictamen señala concretamente la opción de dar marcha atrás en el proceso y recuerda que la nueva metodología fija que los pasos a la UE se pueden revertir si las condiciones exigidas no se cumplen.
Condiciones y revisión a finales de 2022
Bruselas condiciona el estatus de candidato a una serie de reformas que asume que el Gobierno de Volodimir Zelenski pondrá en marcha.
En concreto, apunta a la reforma de la judicatura, la ley contra oligarcas y contar con una agencia anticorrupción operativa.
En materia económica, reconoce margen de mejora para el funcionamiento de su sistema y avisa que para hacer frente a la presión competitiva en la UE dependerá de manera crucial de cómo se diseñen y ejecuten las inversiones de posguerra en Ucrania.
El Ejecutivo europeo hará seguimiento de los progresos de Ucrania en las condiciones marcadas y se espera una evaluación para finales de 2022.
En rueda de prensa, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha hecho hincapié en que las reglas de adhesión son “dinámicas” y admiten reversibilidad si se registran retrocesos en las reformas comprometidas.
“Lo importante del proceso es que muestra que es el propio país el que lo tienen en sus manos, en caso de que haya avances, se estanque o haya retrocesos”, ha apuntado.
Ucrania, por el momento, no se beneficiará de los fondos de preadhesión que la UE destina a los países embarcados en la senda comunitaria para financiar reformas democráticas.
Fuentes europeas aducen que el mecanismo no es automático y, para acceder a los fondos, un país debe aparecer explícitamente entre los beneficiarios, algo que llegaría vía propuesta de Bruselas más adelante.