El ejército ucraniano anunció el lunes que las tropas rusas habían logrado expulsar a sus soldados del centro de Severodonetsk, ciudad clave del este de Ucrania por cuyo control se enfrentan ambos bandos desde hace semanas.
“Con el apoyo de la artillería, el enemigo llevó a cabo un asalto a Severodonetsk, con un triunfo parcial y expulsó a nuestras unidades del centro de la ciudad. Los combates continúan”, informó el ejército en Facebook.
Serguéi Gaidai, gobernador de la región de Lugansk -de donde Severodonetsk es el centro administrativo para la parte controlada por Kiev- confirmó que las fuerzas ucranianas habían sido repelidas del centro.
“Los combates en las calles siguen (…) los rusos continúan destruyendo la ciudad”, indicó el lunes en Facebook, junto a imágenes de edificios en ruinas o en llamas.
En la ciudad vecina de Lysychansk, tres civiles, entre ellos un niño de seis años, fallecieron por los bombardeos en las últimas 24 horas, según el gobernador.
“Carne de cañón”
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, en su mensaje por video del domingo por la noche, describió los últimos combates en Severodonetsk como “muy feroces” y dijo que Rusia estaba desplegando tropas poco entrenadas y utilizando a sus jóvenes como “carne de cañón”.
Para las tropas de Moscú, controlar Severodonetsk allanaría el camino para hacerse con otra gran ciudad del Donbás, Kramatorsk, una etapa importante para conquistar toda la región fronteriza con Rusia, que en parte ya está en manos de los separatistas prorrusos desde 2014.
Este domingo, el ministerio ruso de Defensa informó que había destruido en Chórtkiv, en el oeste ucraniano, “un gran almacén de sistemas de misiles antitanque, sistemas de defensa aérea portátiles y obuses suministrados al régimen de Kiev por Estados Unidos y los países europeos”.
Este inusual ataque en el oeste del país, a unos 140 km de la frontera con Rumania, dejó 22 heridos, según el gobernador de la región.
En Mikolaiv, una importante ciudad portuaria del sur de Ucrania, el avance ruso se ha detenido en las afueras y los combates se han convertido en una guerra de trincheras cavadas por los ucranianos para frenar a las tropas rusas, según un equipo de la Agence France-Presse en el lugar.
“Los rusos fanfarronean mucho. Hay muchos. Tienen muchas armas, viejas y nuevas, pero no son soldados”, dijo el domingo Serguéi, de 54 años, un capitán de brigada ucraniano.
Bombas de racimo
En el plano diplomático, tras haber prometido el sábado en Kiev una respuesta “de aquí a finales de la próxima semana” al pedido de Ucrania para entablar el proceso de adhesión a la Unión Europea (UE), la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, admitió el domingo que “el reto será salir del Consejo (europeo, previsto el 23 y 24 de junio) con una posición unida, que refleje la importancia de esta histórica decisión”.
Por su parte, los miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) se reunieron el domingo para encontrar una solución ante una posible crisis alimentaria planetaria desatada por la invasión rusa de Ucrania, que ha provocado un aumento de los precios de los alimentos.
El encuentro estuvo bajo tensión, sobre todo cuando los delegados expresaron su condena contra la ofensiva rusa y ovacionaron al responsable ucraniano, según el portavoz de la institución, Dan Pruzin. Poco después, cuando fue el turno del ministro ruso de Desarrollo Económico, Maxim Reshetnikov, unos treinta delegados abandonaron la sala, agregó el vocero.
Las sanciones impuestas contra Moscú no han impedido que Rusia ingresara 98.000 millones de dólares por las exportaciones de energías fósiles durante los primeros 100 días de la guerra contra Ucrania, la mayoría de ellos provenientes de la UE, según un informe de un centro de investigación independiente.
Amnistía Internacional acusó el lunes a Rusia de crímenes de guerra en Ucrania y afirmó que cientos de civiles habían muerto en los ataques en Járkov, muchos de los cuales fueron perpetrados con bombas de racimo, que se abren en el aire liberando miles de pequeñas bombas explosivas capaces de alcanzar zonas más amplias.
Tras una investigación en profundidad, la ONG dijo haber hallado pruebas que demuestran que en siete ataques contra barrios de la segunda ciudad ucraniana, en el nordeste, las fuerzas rusas utilizaron este tipo de bombas, prohibidas por los tratados internacionales.