“La mayor parte” de Severodonetsk, ciudad clave en el este de Ucrania habitada por unas 100.000 personas antes del inicio de la guerra desatada por Rusia, se encuentra actualmente bajo control del Ejército invasor, reveló este martes el gobernador de la región de Lugansk, Sergei Gaidai.
El funcionario agregó que se producen intensos combates en la zona.
“Por desgracia, hoy (martes) los soldados rusos controlan la mayor parte de la ciudad”, indicó Gaidai en declaraciones a una cadena de televisión ucraniana, en la que lamentó “una destrucción del 90 por ciento” de la localidad.
La autoridad añadió que “los combates tienen lugar en el centro de la ciudad”, y agregó que en estos momentos “no hay ninguna posibilidad de irse de Severodonetsk”.
Con este anuncio, se confirma que el ejército ruso avanza en su objetivo de hacerse con el control de la urbe.
Pese a una situación cada vez más complicada para las tropas ucranianas, “nuestros soldados no están rodeados”, dijo el gobernador.
“Todas las infraestructuras críticas están totalmente destruidas” y “el 60 por ciento del parque de viviendas no podrá ser restaurado”, lamentó Gaidai.
El alcalde de la localidad, Oleksandr Stryuk, confirmó los avances rusos, “pero la ciudad todavía se defiende, aún es ucraniana y nuestros soldados están luchando”.
Destrucción y ataques contra Severodonetsk
El gobernador también informó que esta misma jornada “un ataque aéreo” de las fuerzas rusas “golpeó un tanque con ácido nítrico en una planta química”.
Se trata de algo que podría acarrear consecuencias negativas para la salud de los ciudadanos, pues puede ser perjudicial si es inhalado, ingerido o se entra en contacto con él.
Por ello, Gaidai pidió a los habitantes de la zona no salir de sus refugios y usar máscaras protectoras, de tenerlas.
La ciudad de Severodonetsk, último bastión de los ucranianos en Lugansk, fue también el lunes escenario de un ataque ruso que se cobró la vida de Frederick Lecrerc-Imhoff, un periodista y reportero gráfico de la cadena de televisión francesa BFMTV.
El presidente francés, Emmanuel Macron, condenó rápidamente lo ocurrido, al igual que el Ministerio de Asuntos Exteriores francés.
Las autoridades estiman que unas 1.500 personas han perdido la vida desde que comenzaron los ataques de los invasores.