La frontera terrestre de la OTAN con Rusia aumentaría a más del doble si Finlandia y Suecia presentan sus solicitudes de adhesión a la alianza de defensa más poderosa del mundo.
Actualmente, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) comparte una frontera terrestre de 1.215 kilómetros con Rusia. Una vez que Finlandia se adhiera, esa cifra aumentará a 2.600 kilómetros.
En una declaración conjunta, este jueves, el presidente de Finlandia, Sauli Niinisto, y la primera ministra, Sanna Marin, dijeron que el ingreso de su país reforzaría toda la alianza de defensa. “Finlandia debe solicitar el ingreso en la OTAN sin demora. Esperamos que los pasos aún necesarios para tomar esta decisión se tomen rápidamente en los próximos días.”
Por su parte, Suecia, que tradicionalmente ha sido más reacia a unirse a la alianza, se espera que haga su anuncio este fin de semana.
¿Qué significa esto para la OTAN?
Robert Dalsjo, analista en la Agencia Sueca de Investigación de la Defensa, dijo a Deutsche Welle que la adhesión de Suecia y Finlandia significaría que la incertidumbre de la OTAN sobre cómo actuarían Suecia y Finlandia en una crisis dejaría de existir.
“La OTAN sabrá con certeza cuál es la posición de Suecia y Finlandia, y eso aumentará la seguridad y la disuasión en la región del Mar Báltico. También facilitará a la OTAN la defensa de los Estados bálticos, porque ya no habrá dudas sobre si el espacio aéreo sueco puede utilizarse, por ejemplo, para enviar tropas o suministros a las naciones bálticas”, dijo. “Desde el punto de vista político, también será un éxito”, añadió.
Harry Nedelcu, experto en la OTAN y Director de Política en Rasmussen Global, una consultoría política internacional, comparte esa opinión.
“El primer mensaje de estas naciones al incorporarse a la OTAN es político y está dirigido a Rusia. En segundo lugar, para la OTAN se trata de las capacidades genuinas que Finlandia y Suecia ofrecen. Mientras que todos los demás países europeos han estado reduciendo sus capacidades militares después de la Guerra Fría, Finlandia y Suecia han estado desarrollando sus capacidades militares, que pueden aportar bastante a la alianza”, explicó a DW.
El embajador de Finlandia ante la OTAN, Klaus Korhonen, declaró a DW que, aunque Rusia sigue siendo un vecino importante para Finlandia, la confianza política en esta relación se ha roto.
“Rusia, en cierto modo, ha cambiado el juego en Europa con respecto al futuro. Así que creo que una de las tareas de la política exterior de Finlandia en el futuro será construir nuevamente con Rusia una relación que funcione bien, basada en intereses mutuos. Pero aún está por verse cómo ocurrirá eso”.
¿Qué ha llevado a este cambio de postura?
Tras la desintegración de la Unión Soviética, en 1991, tanto Finlandia como Suecia se acercaron a la Unión Europea, y se convirtieron en miembros del bloque en 1995. Sin embargo, ambas naciones siguieron manteniendo su neutralidad militar.
Suecia no forma parte de ninguna alianza militar desde hace más de 200 años, y también mantuvo la neutralidad durante la Segunda Guerra Mundial. Finlandia, por su parte, pasó a la neutralidad tras la derrota ante la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial.
Pero la guerra de Rusia en Ucrania ha sacudido a ambos países y ha desencadenado nuevos debates sobre las futuras políticas de seguridad.
“Para los finlandeses, la política exterior siempre ha consistido en comprender que tenemos una larga frontera con Rusia, y eso condujo a una combinación de realismo e idealismo”, declaró a DW el ex primer ministro finlandés Alexander Stubb.
“Unas semanas antes de que comenzara la guerra, el 50% de los finlandeses estaba en contra de la pertenencia a la OTAN, y el 20%, a favor. De la noche a la mañana, eso cambió a un 50% a favor y un 20% en contra”, explicó Stubb. Ahora que Finlandia ha hecho su anuncio, el ex primer ministro cree que el apoyo subirá al 80%.
Para Suecia, el paso a la posible adhesión a la alianza supone incluso un cambio paradigmático.
“La OTAN nunca ha visto un solicitante menos entusiasta que Suecia, actualmente bajo un gobierno socialdemócrata. Sabían que si Finlandia se presentaba, ellos tendrían que hacerlo, porque, de lo contrario, Suecia se quedaría sola fuera de la OTAN y tendría que gastar mucho más en defensa”, dijo a DW Elisabeth Braw, del Instituto Americano de Empresas (AEI).
Alexander Stubb añadió que cuando la realidad cambia, tanto Finlandia como Suecia son capaces de tomar decisiones rápidas. “Finlandia lo ha hecho a lo largo de su historia. Suecia no ha tenido la necesidad de hacerlo. Pero ahora, cuando se enfrentan a una Rusia agresiva, revisionista, imperialista, totalitaria y autoritaria, llegan a la conclusión de que el ingreso en la OTAN es el camino a seguir”, concluyó.