Aunque el diputado acusado de ver material para adultos en las sesiones de la Cámara niega aquello, varias diputadas aseguraron haber sido testigos del hecho. Por su parte, una ministra afirmó haberlo visto haciendo lo mismo durante una sesión en un comité.

Actualmente el Parlamento británico está escandalizado por un caso de porno.

El último escándalo lo protagonizó el diputado conservador Neil Parish, que fue suspendido el viernes tras ser acusado de ver material para adultos en su celular durante sesiones de la Cámara.

El político, que se ha negado a dimitir, será investigado por el Comité de Estándares de la Cámara.

Esta deberá evaluar la conducta del parlamentario y dictaminar si fue culpable de un comportamiento inadecuado en Westminster.

El Partido Laborista y el Liberal Demócrata, en la oposición, han pedido la renuncia de Parish, representante por la circunscripción de Tiverton & Honiton (en el suroeste de Inglaterra).

Ambos partidos calificaron de “repugnante” la actitud del parlamentario “tory”, de 65 años.

“Esto marca otro nivel bajo de los Comunes. Está claro que él no está preparado para estar en el Parlamento”, dijo a los medios la veterana diputada laborista Harriet Harman.

Tras ser identificado como el diputado que miró porno, Parish dijo que pudo abrir por “equivocación” el vídeo.

Eso sí, varias diputadas dijeron haber sido testigos y una secretaria de Estado, cuya identidad no ha sido revelada, aseguró haberlo visto haciendo lo mismo durante una sesión en un comité de la Cámara.

Angela Rayner, diputada de oposición, víctima de misoginia

Este escándalo salió a la luz tras la polémica por unas declaraciones anónimas de varios tories que acusaron falsamente a la “número dos” del laborismo, Angela Rayner, de tratar de distraer al primer ministro británico Boris Johnson cruzando y descruzando las piernas los miércoles, cuando el premier va a la Cámara a responder preguntas.

Esos diputados compararon a Rayner con la actriz estadounidense Sharon Stone, que en la película “Instinto Básico” descruza y cruza las piernas en una escena ya famosa.

El alcance de la misoginia contra Rayner obligó a Johnson y a otros parlamentarios a solidarizar con la política y denunciar esas actitudes “inaceptables” en un parlamento.

Rayner es una diputada carismática, de ascenso en las filas laboristas y muchas veces ha sustituido al líder del partido, Keir Starmer, en las sesiones de control al primer ministro.

En ellas se ha destacado por sus fuertes dotes de oradora y ha puesto en apuros al jefe de Gobierno en asuntos de interés nacional.

Estos casos se suman a otras 56 quejas por presunta mala conducta de tipo sexual presentadas contra otros parlamentarios, entre ellos tres miembros del Gobierno conservador y dos portavoces de la oposición, que de momento no han sido identificados.

Detrás de esa imagen de buenos modales de los diputados, que en los Comunes se dirigen como “el honorable caballero” o la “honorable dama”, siempre a través del presidente de la Cámara, se esconden actitudes machistas y retrógradas.

La ministra británica de Comercio Internacional, Anne-Marie Trevelyan, acusó que en una ocasión un diputado la empujó contra una pared y le hizo insinuaciones sexuales, y reconoció que “muchas veces” fue víctima de la misoginia de los colegas.

La presidenta del Comité de Mujeres e Igualdad de la Cámara de los Comunes, la conservadora Caroline Nokes, admitió que el sexismo está institucionalizado en el Partido Conservador y que a ella la han llegado a criticar por denunciar esta situación.

“Sé que los colegas varones han estado por los pasillos de Westminster culpándome por filtrar (estos casos), culpándome por hablar de esto como si fuera algo que estaría mejor ocultándolo”, admitió Nokes en una entrevista con el diario The Times.