Las recientes explosiones en infraestructuras en la región pro rusa de Transnistria, oficialmente aún parte de Moldavia, han disparado los rumores de que Moscú podría lanzar ahí una nueva ofensiva, aunque esa tensión no se palpa en la capital moldava, donde no han aumentado las medidas de seguridad.
Las autoridades de Transnistria han acusado a Ucrania de perpetrar "ataques terroristas", algo que el Gobierno de Kiev denuncia como una excusa para justificar la entrada en la guerra.
Una ofensiva desde Transnistria, donde Moscú tiene desplegadas tropas desde hace décadas, facilitaría la toma de la estratégica ciudad ucraniana de Odesa y la conexión de los territorios ya ocupados en el sur de Ucrania con las regiones ya controladas por Rusia en el este del país.
De hecho, Ucrania ha reforzado su presencia militar en la frontera con Transnistria.
“No hay riesgo inminente”
Por el contrario, el Gobierno moldavo insiste en que no tiene constancia de que Rusia esté preparando un ataque inminente, y en la capital, Chisinau, no hay despliegues ni medidas de seguridad excepcionales, ni restricciones en la vida pública.
“Según nuestro análisis no hay ningún riesgo inminente, al menos para los ciudadanos de la orilla derecha del Dniéster”, dijo anoche la presidenta de Moldavia, la europeísta Maia Sandu, en alusión al río que divide Moldavia de Transnistria.
De hecho, solo el elevado número de refugiados ucranianos en las calles recuerda que algo extraordinario está ocurriendo en la zona.
En los últimos días han llegado también a la capital numerosos vehículos desde Transnistria, ante los rumores de la entrada de la entidad separatista en la guerra.
“Hemos venido a casa de unos familiares porque tememos que lo recluten”, dice a Efe por teléfono una horas después de llegar a Chisinau con su hijo de treinta años y sus nietos.
“Rusia no tiene como prioridad extender la guerra a otros países”, dice al respecto a Efe el experto en la región Dionís Cenusa, que alude a la urgencia que para Moscú representa concentrarse en la conquista del sur de Ucrania.
Calculada ambigüedad
Transnistria es una república de facto establecida por militares rusos que se resistieron a integrarse en una Moldavia independiente cuando cayó la Unión Soviética en 1991.
Sus autoridades han mantenido desde el comienzo de la invasión rusa de Ucrania una calculada ambigüedad.
“El interés de la región separatista es, en principio, mantener la neutralidad”, explica Cenusa, que subraya las consecuencias desastrosas que entrar en guerra con Ucrania supondría para Transnistria, cuya oligarquía hace negocios tanto con Moldavia como con Rusia y Ucrania.
De hecho, Cenusa atribuye los ataques de los últimos días a agentes dentro de Transnistria que sólo buscarían “llamar la atención” sobre la difícil situación económica de la región debido a las restricciones a las importaciones dictadas por Moldavia.
Advertencias de Kiev
Pese a que analistas como Cenusa ven improbable la apertura de un nuevo frente en Transnistria, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, aseguró este jueves que las tropas rusas en la región separatista “están en espera permanente de una orden para activarse”.
Zelenski también declaró que “las fuerzas armadas ucranianas están preparadas para hacerles frente”.
Según los especialistas consultados por Efe, Ucrania podría conquistar el enclave rápidamente, debido a la poca preparación de los soldados rusos en la zona.
Odesa, escudo de Moldavia
Más allá de la autoría y las motivaciones de los ataques en Transnistria, una idea despierta un consenso casi universal en Moldavia: si Rusia se hace con Odesa, la región separatista se incorporará a los territorios ocupados por el Kremlin en Ucrania, lo que tendría funestas consecuencias para toda Moldavia.
“Ucrania es el escudo de nuestra seguridad”, dice a Efe el exdiputado y militar moldavo Chiril Motpan.
Un gobierno títere
De salir el Kremlin victorioso en Ucrania, advierte Motpan, el actual Gobierno pro occidental de Moldavia será, con toda probabilidad, el próximo objetivo de las ambiciones imperiales del presidente ruso, Vladímir Putin.
“El interés de los rusos es, sin duda, poner a un Gobierno marioneta en su lugar”, declara el exdiputado.
Según los medios locales, las dos figuras mejor colocadas para asumir un Ejecutivo prorruso son el expresidente y actual líder de la oposición, Igor Dodón, y el alcalde de Chisinau, Ion Ceban.
La tensión en Transnistria es un grave problema para Moldavia, uno de los países más pobres y peor armados de Europa, al que Rusia desestabiliza constantemente a través de los medios en ruso y de las fuerzas políticas prorrusas que apoyan la invasión de Ucrania.
Ante ese panorama, analistas como Cenusa y Motpan critican que el Gobierno moldavo no se está tomando en serio lo peligroso de la situación.