Los dos candidatos que se juegan el Elíseo en la segunda vuelta de las presidenciales del próximo domingo se enfrentarán durante al menos dos horas y media en un debate que ya se ha convertido en un clásico en Francia, y que en cierta medida es una repetición del que ya protagonizaron los dos en 2017.
Entonces el ganador de la noche fue Macron, que era también el indiscutible favorito para la segunda vuelta, y el que acabó arrasando en las urnas con el 66,10% de los votos, frente al 33,9% de Le Pen.
Las cosas han cambiado sustancialmente desde entonces y el mejor ejemplo es que al término de la primera vuelta el pasado día 10, algún sondeo preludiaba una victoria del presidente en ejercicio pero por solo dos puntos.
Desde entonces, las encuestas han ido señalando un incremento de la diferencia entre los dos contrincantes. Por ejemplo, el instituto demoscópico Opinion Way, daba este martes a Macron un 56% de intención de voto, dos puntos porcentuales más que el pasado viernes. Y al contrario, Le Pen perdía también en ese tiempo dos puntos hasta el 44%.
El debate está organizado por las dos grandes cadenas de televisión, la privada TF1 (la de mayor audiencia) y la pública France 2, aunque otros medios lo emiten también en directo.
Dos periodistas de esas cadenas -Gilles Bouleau y Léa Salamé- se encargarán de moderar el debate, de garantizar que hay igualdad en los tiempos de uso de la palabra y de marcar el ritmo y el paso de unos temas a otros, pero sin intervenir directamente en el contenido para evitar cualquier polémica sobre su papel.
Cada candidato ha designado a un consejero que supervisará que la realización se ajusta a las reglas previamente fijadas, por ejemplo para que no salgan en pantalla imágenes potencialmente dañinas de uno de los candidatos perdido entre sus notas o rascándose la nariz mientras habla el otro.
A unas horas de este momento cardinal de la campaña, el presidente del Senado, Gérard Larcher, miembro del partido conservador Los Republicanos (LR), explica en una entrevista en el diario Le Parisien este miércoles que votará por Macron porque “Marine Le Pen representa un peligro para el país”, aunque puntualiza que ese apoyo no significa que dé su visto bueno para el programa del primero.
El alcalde de Perpiñán, Louis Alliot, que es uno de los principales soportes de Le Pen (y su antigua pareja), ha vuelto a repetir en la emisora Europe 1 el mensaje de que su candidata está abierta a alianzas y que en caso de victoria en la nueva mayoría habrá “gente de todas las tendencias”, incluida la del partido Reconquista del otro líder ultraderechista, Éric Zemmour.