Los 7,7 millones de electores que escogieron la papeleta del izquierdista Jean-Luc Mélenchon serán cruciales para darle las llaves del Elíseo a Emmanuel Macron o a Marine Le Pen. Su imprevisibilidad deja abierto el resultado de la segunda vuelta el 24 de abril, explicaron hoy a EFE analistas políticos.

Con casi el 22% de los sufragios y a sólo 400.000 votos de Le Pen, la izquierda rebelde y euroescéptica de Mélenchon será juez en la reedición del duelo de 2017. Entonces, el impulso de buena parte de sus 7 millones de electores llevó en volandas a Macron para su primer mandato (con un 66% de los sufragios).

El problema, según fuentes parlamentarias de la Francia Insumisa (LFI), el movimiento fundado por Mélenchon, es que al término de 5 años de mandato repletos de tensiones sociales, al europeísta Macron “lo detesta” gran parte de la población. “Su proyecto no es el mayoritario en el país”, insistieron.

Nada más conocerse las primeras estimaciones, el líder izquierdista apeló a “no dar ni un voto a Le Pen”, lo que deja abierta la opción de la abstención, un voto en blanco o nulo o en favor de Macron.

Pero el presidente saliente no tendrá sencillo seducir a los militantes “melenchonistas”. Durante la noche electoral, no pararon de entonar uno de los himnos de los chalecos amarillos, la revuelta social que acorraló a Macron en 2018.

Contrariamente a 2017, ya no tiene otro colchón de votos de reserva consistente del que tirar. La derecha tradicional de Valérie Pécresse logró menos del 5%, mientras que en 2017 François Fillon había obtenido el 20%. A ello se une la nueva extrema de derecha de Éric Zemmour, que con un 7% pidió que sus sufragios vayan para Le Pen.

Sin demasiado margen de maniobra para ampliar el 27,84 % del domingo anoche -frente el 23,15% de Le Pen-, a Macron no le queda otra que mirar a la izquierda, que ha sido muy crítica con él por considerar que ha descuidado a las clases más populares.

En declaraciones a EFE, el profesor de la universidad Sciences Po de Grénoble Simon Persico estimó que Macron tendrá que “superar el enorme rechazo” que suscita en muchos electores de Mélenchon.

“De momento, las encuestas dan una ligera ventaja en ese pastel a Macron, que se llevaría un poco más del 33% de esos votantes, mientras que en torno al 30% serían para Marine Le Pen”, dijo Persico, especialista en elecciones.

El cuadro difiere al de 2017. Se estima que en aquellos comicios sólo un 7% de los “melenchonistas” votaron por la aspirante de la ultraderecha. A una buena parte de los seguidores de Mélenchon les une a Le Pen el soberanismo, el sentimiento anti UE y el repudio de las élites políticas y económicas.

Para el politólogo Gaspard Gantzer, antiguo consejero en comunicación del presidente socialista François Hollande (2012-2017), “el campo de Mélenchon será sin duda el juez de estos comicios”.

“Si Macron no hace un trabajo a fondo, claramente puede perder”, apostilló Gantzer.

Los socialistas en el Ostracismo

Toda la izquierda, sumando a “insumisos”, verdes, socialistas y partidos anticapitalistas y trotkistas, representa en torno a un tercio del electorado. Llama la atención el descalabro del Partido Socialista (PS), formación esencial en la historia reciente de Francia.

El PS de François Mitterrand y de François Hollande se hundió hasta el 1,75% con la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, como candidata.

Los resultados empeoran en mucho los históricamente bajos de 2017 de Benoît Hamon (6,36%), quien, no obstante, en aquel año iba coaligado con los ecologistas -en 2022 estos últimos presentaron candidatura en solitario con un 4,63% de apoyos-.

Para Gantzer, que conoce bien los entresijos del PS, “ha faltado trabajo y ha habido una mala elección de candidatos (en alusión a Hamon y a Hidalgo), además de un problema de enraizamiento”.

Persico, por su parte, vaticinó que el PS “no morirá en el corto plazo, porque aún tiene un poder local importante”. Sin embargo, juzgó que “en el ámbito nacional está fuera de juego”.