Más de 800 rusos están operando en el extranjero gracias a empresas que actúan de tapaderas para evadir las sanciones impuestas por EEUU y sus aliados occidentales, indican documentos publicados este lunes por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ).
En una actualización de los Papeles de Pandora, ICIJ reveló la identidad de oligarcas, banqueros y políticos rusos.
Todos estos, quienes evitan las sanciones internacionales impuestas a Moscú por la invasión de Ucrania a través de una serie de empresas tapadera.
Los nombres de esas compañías y los datos de esos 800 rusos, algunos de ellos del entorno de Putin, provienen de una filtración de la base de datos de la consultora Alpha Consulting Ltd.
Entre las personas que aparecen en esa base está el exministro de Comunicaciones e Información ruso Leonid Reiman (1999-2008).
Más tarde fue asesor de Putin durante dos años hasta 2010; y el especialista en criptomonedas actualmente en prisión en Francia Alexander Vinnik.
ICIJ señaló que de los 45 oligarcas señalados, al menos doce han sido blanco de las sanciones internacionales a fecha del 8 de abril.
Empresas tapaderas
El Consorcio remarcó que el 40% de las más de 2.000 corporaciones en el extranjero tienen uno o más dueños rusos. Esto, mientras que el 23% tienen uno de más propietarios ucranianos.
Esta investigación también expone la vinculación entre las empresas tapadera con firmas e individuos de más de 100 países y territorios, como Isabel dos Santos -la mujer más rica de África-, el general Martin Rushwaya, asesor presidencial en Zimbabue, y el armenio Davit Galstyan, dueño de una empresa que fabrica armas.
La cadena británica BBC, que citó documentos confidenciales, reveló este lunes que el empresario Suleiman Kerimov, integrante del círculo cercano de Putin, supuestamente utilizó un testaferro para ocultar transferencias por valor de 300 millones de dólares.
Esos escritos, parte de los Papeles de Pandora obtenidos por ICIJ, sugieren que Kerimov designó a un contable suizo como propietario de algunas de sus empresas y propiedades para ocultar sus movimientos de capitales.
Exponen además que entre 2010 y 2015, las autoridades estadounidenses marcaron como sospechosas transferencias ligadas a Kerimov y sus socios por valor de 700 millones de dólares (640 millones de euros), si bien no llegaron a probar que estuvieran vinculadas al oligarca.