En Denain (norte), una ciudad próxima a Bélgica donde Le Pen obtuvo 41% de votos el domingo, el liberal fue recibido con gritos de “AntiMacron” y “Macron dimisión”. Sus simpatizantes respondieron con “Macron presidente”.
“Aquí quedé tercero [en la primera vuelta] y vine al encuentro de nuestros compatriotas para escuchar, para convencer”, dijo el dirigente liberal, para quien ya no existe el tradicional cordón sanitario contra la extrema derecha.
El candidato de La República en Marcha (LREM) conversó con unos 150 habitantes, agolpados detrás de barreras de protección y que le preguntaron por el poder adquisitivo, la jubilación a 65 años o la salud.
Una electora que gritó “Marine” lo acusó de “desconocer que es ser obrero”: “Estamos hartos de su reforma. ¡Necesitaremos un andador para trabajar!”. Macron le respondió citando sus medidas para proteger el poder adquisitivo.
“Voté por usted [en 2017] pero me arrepiento. A usted no le gustan mucho los jubilados”, abundó una mujer. No muy lejos, un hombre le explicó al contrario haber votado por los socialistas hace cinco años y ahora por él. “No lo lamento”, agregó.
Su visita a esta ciudad, una de las más pobres de Francia y antiguo bastión de izquierdas, precedió a las de Carvin y Lens, otras dos localidades que votaron masivamente a Le Pen, con alrededor de un 40% de sufragios.
En estas ciudades, Macron, con entre un 15% y un 20% de votos, quedó en tercera posición, por detrás del izquierdista Jean-Luc Mélenchon (de 22% a 29%) a cuyos electores busca ahora atraer.
“He visto muchos jóvenes que dicen: he votado por Mélenchon. Intento convencerlos”, agregó.
“Mucha rabia”
Acusado de estar demasiado ausente antes de la primera vuelta, el candidato de La República en Marcha (LREM) decidió aumentar las visitas, con varias esta semana que deberían terminar con un mitin en Marsella, bastión de Mélenchon.
Con sus viajes a las tierras de Marine Le Pen, el mandatario de 44 años busca probar que no deja de lado a las clases populares, que se inclinan más por su rival, máxime cuando la imagen de “presidente de los ricos” le persigue.
“La revalorización de la pensión mínima no es un cheque en blanco. Se habla de la jubilación a los 65 años y no de lo que financiará”, explicó Macron, sobre su impopular propuesta de retrasar la edad legal de jubilación tres años.
“No podemos prometer medidas sociales sin financiarlas”, remarcó Macron, para quien “el proyecto de Le Pen no se sostiene”.
Joëlle Soula, una jubilada de 70 años, reconoce que hay “mucha rabia”. “Se ha olvidado mucho a Denain, respecto al desempleo y la pobreza. Hay que ir más rápido”, asegura.
Sébastien Chenu, el diputado de extrema derecha de la circunscripción, calificó de “cínico” en la televisión LCI que Macron visite un territorio “que ha contribuido a dañar”.
Ante las críticas, la alcaldesa socialista Anne-Lise Dufour Tonini se declaró satisfecha de la acción del gobierno, que invirtió “45.000 millones de euros” en cinco años.
En 2020, un grupo agroalimentario anunció la instalación de una unidad de producción, gracias a la ayuda del ejecutivo francés.
Este martes, el mandatario saliente tiene previsto continuar su campaña en las ciudades nororientales de Mulhouse y Estrasburgo, dos ciudades en las que se impuso Mélenchon con alrededor de un tercio de votos.
“Seguiremos desplegando el proyecto, destacando la importancia de esta elección, cuál es realmente el programa de Marine Le Pen y también explicando lo que Emmanuel Macron quiere hacer por la juventud, sobre la ecología”, según su entorno.