“Vuestra confianza me honra y me compromete (…) “No nos equivoquemos. Nada está decidido. Y el debate que tendremos en los próximos quince días es decisivo para nuestro país y para Europa”, afirmó Macron, que ronda el 28% de los votos de la primera vuelta, según las estimaciones, cinco puntos más que la ultraderechista Marine Le Pen, con quien se jugará la presidencia el próximo día 24.
En la Puerta de Versalles, el mismo lugar en el que celebró en 2017 su paso a la segunda vuelta, también ante Le Pen, el jefe de Estado pidió no escatimar esfuerzos y se comprometió a hacer lo mismo para renovar su mandato.
Su proyecto, dijo, es “el único” que puede responder en favor del poder adquisitivo y de los trabajadores y en contra de la pobreza.
“Quiero tender la mano a todos aquellos que quieren trabajar por Francia (…) Quiero convencerles en los próximos días de que nuestro proyecto responde con mayor solidez que el de la extrema derecha a los miedos y los desafíos de la época”, añadió.
Macron, que acudió a la celebración de la noche electoral con su esposa, Brigitte, dijo querer una Francia “que supere el reto climático y ecológico” y que se oponga “al separatismo islamista” y a quienes prescriben a los musulmanes y a los judíos “comer como lo prescribe su religión”.
Su discurso, sin aires triunfalistas, agradeció que la mayor parte de los aspirantes derrotados hayan pedido el voto a su favor, y dijo ser consciente de que ese respaldo no supone un apoyo directo a su programa.
“Algunos me votarán para detener a la extrema derecha. Sé que no será un apoyo al proyecto que represento y lo respeto”, recalcó el presidente saliente, que admitió que cuando la extrema derecha tiene tanto peso en el país “no se puede considerar que las cosas van bien” y hay que convencer a esa parte de la población “con mucha humildad y respeto”.