“En general, las principales misiones de la primera etapa de la operación han sido cumplidas”, afirmó en una comparecencia de prensa el jefe adjunto del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Rusia, coronel general Serguéi Rudskói.
Aseguró que el potencial combativo de las Fuerzas Armadas de Ucrania “se ha reducido considerablemente”, lo que permite -subrayó- “concentrar los esfuerzos en la consecución del objetivo principal: la liberación del Donbás”.
Rudskói indicó que durante ocho años en la zona de la llamada operación de las fuerzas conjuntas ucranianas en el Donbás estas prepararon una sólida línea de defensa escalonada, con fortificaciones de hormigón.
Añadió que para minimizar la bajas de Rusia y de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk las acciones ofensivas son precedidas con potente fuego contra las fortificaciones del adversario y sus reservas.
Las fuerzas ucranianas emplazadas en la zona han sufrido cerca de 16.000 bajas, 7.000 de ellas mortales, lo que representa el 26% de su total de efectivos, según el jefe militar.
Rudskói informó además que 1.351 militares rusos han muerto en la “operación militar especial” ordenada por el presidente ruso, Vladímir Putin.
La nueva cifra es casi tres veces mayor a la que ofreció el Ministerio de Defensa el pasado 2 de marzo, que cifraba en 498 los militares rusos caídos en combate, pero unas diez veces menor a las estimadas por Ucrania y la OTAN.
Mientras, los muertos en el bando ucraniano superan los 14.000, según el coronel general ruso. “Durante el mes de acciones militares, sus bajas (entre muertos y heridos) superan las 30.000 personas”, agregó.