De los fallecidos verificados por la Oficina de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, 90 son niños, y 118 menores resultaron heridos, de acuerdo con las estadísticas que actualiza a diario la ONU.
La oficina que dirige la alta comisionada Michelle Bachelet insiste en que la mayoría de las víctimas civiles murieron o resultaron heridas por el uso de explosivos, incluidos proyectiles lanzados por artillería pesada, sistemas de lanzamiento múltiple de cohetes, misiles y bombardeos aéreos.
La ONU teme que estas cifras se incrementen considerablemente cuando se tenga un mayor acceso a ciudades cercadas o bajo intensos enfrentamientos, caso de Mariúpol y Volnovaja (ambas en el Donetsk), Izium (Járkov) o diversas localidades en las regiones de Lugansk y Sumy.
Las leyes internacionales consideran que los ataques perpetrados contra civiles e infraestructuras no militares en un conflicto pueden constituir crímenes de guerra.