Colonna, que estaba encarcelado por el asesinato del prefecto Claude Erignac en 1998, falleció este lunes en un hospital de Marsella, en el sur de Francia, indicó a la Agence France-Presse su abogado, Patrice Spinosi, transmitiendo un mensaje de su familia.
Una fuente de la policía, que pidió permanecer en el anonimato, confirmó a la Agende France-Presse que Colonna, de 61 años, había muerto.
“La familia pide que se respete su duelo y no hará comentarios”, añadió Spinosi.
El activista, uno de los presos más conocidos de Francia, estaba en coma tras la paliza que le propinó otro recluso, detenido por cargos de terrorismo, en la cárcel.
El incidente causó indignación en la isla, donde parte de la población todavía ve a Colonna como a un héroe en la lucha por la independencia de Córcega, y dio lugar a los peores choques entre policías y manifestantes registrados en años.
Colonna fue arrestado en 2003, tras haber estado buscado durante cinco años.
Fue sentenciado a cadena perpetua por el asesinato, en 1998, del prefecto de Córcega Claude Erignac.
En un intento de aplacar la ira despertada por su agresión en prisión, la justicia francesa suspendió la sentencia de cárcel de Colonna el 17 de marzo por motivos de salud.
En tanto, el ministro francés de Interior, Gerald Darmanin, declaró la semana pasada en una entrevista con un diario que el gobierno podría estar dispuesto a negociar una “autonomía” para Córcega.
El presidente francés, Emmanuel Macron, apuntó que el tema de la autonomía corsa no debería ser un “tabú”.
Pero añadió que los disturbios debían cesar antes de proceder a cualquier diálogo.
¿Rebaja de tensiones?
Las declaraciones de Darmanin y su posterior visita a Córcega contribuyeron a rebajar las tensiones, aunque queda por ver cómo reaccionará el movimiento independentista a la muerte del activista.
El presidente del gobierno regional de Córcega, el nacionalista corso Gilles Simeoni, declaró a la Agence France-Presse que los comentarios de Darmanin constituían unas “palabras importantes” que “abren una perspectiva”, pero le urgió a concretizarlas.
La agresión puso de nuevo sobre la mesa una serie de reivindicaciones de los nacionalistas corsos como una mayor autonomía política, el acercamiento de presos a cárceles de la isla, y el reconocimiento del pueblo o la lengua corsos.
También despertó al Frente de Liberación Nacional de Córcega (FLNC). Este movimiento clandestino, que depuso oficialmente las armas en 2014, amenazó con retomar la lucha por el “desprecio” de París a las aspiraciones del pueblo corso.
En un país menos descentralizado que sus vecinos España o Alemania, Córcega posee desde los años 90 un estatuto particular, similar al de los territorios franceses en el Caribe -Guadalupe y Martinica- y a Mayotte, en el Índico.
Desde enero de 2018, Córcega está considerada como colectividad territorial, que aúna las funciones departamentales y regionales, y gestiona nuevas competencias como el deporte, transportes, cultura y medio ambiente.
Sin embargo, los dirigentes nacionalistas, en el poder desde 2015, van más allá y piden entre otras propuestas un estatuto residente para adquirir bienes en la turística isla y un mayor margen de maniobra fiscal.
Las conversaciones sobre la autonomía empezarán en abril y deberían concluir antes de que termine el año, según el memorando acordado por Darmanin y Simeoni.
El agresor de Colonna, Franck Elong Abe, encarcelado por varios cargos, incluyendo el de “asociación de malhechores terroristas”, está siendo investigando por intento de asesinato terrorista desde el 6 de marzo.