"Estamos dispuestos a llegar hasta la autonomía" de Córcega, declaró el ministro del Interior francés. El gobierno de Macron intenta apagar la agitación social que sacude la isla francesa desde la agresión de un independentista corso en la cárcel de Arles, en el sur de Francia.
“Estamos dispuestos a llegar hasta la autonomía” para Córcega, declaró el martes por la noche el ministro francés del Interior, Gérald Darmanin, a un diario local, en vísperas de una visita de dos días a la isla mediterránea tras dos semanas de tensión.
Desde el atentado del 2 de marzo contra el independentista Yvan Colonna, condenado a cadena perpetua por el asesinato del prefecto corso Claude Erignac en 1998, se han multiplicado las concentraciones y la violencia. El independentista está en coma.
Pero el requisito previo para una discusión entre los representantes electos corsos y el gobierno sobre el futuro de Córcega es la vuelta a la calma, insistió el ministro. “No puede haber un diálogo sincero en una democracia bajo la presión de las bombas agrícolas y la presencia, o la omnipresencia, de las fuerzas del orden.
“Estamos preparados para ir a la autonomía. Después, la cuestión es saber qué es esa autonomía. Tenemos que discutirlo”, dijo el ministro del Interior francés.
Esta cuestión institucional “se comprometerá lógicamente durante el segundo mandato” del presidente Macron, si fuera reelegido en las elecciones presidenciales (10 y 24 de abril), dijo.
Responsabilidad del Estado francés
En esta entrevista, Gérald Darmanin también reconoce una parte de “responsabilidad” del Estado en el ataque al activista corso preso, Yvan Colonna en la prisión central de Arles (sur): “Hay una responsabilidad del Estado como protector de las personas que están bajo su responsabilidad, en este caso los presos”, dijo, comprometiéndose a buscar “la verdad sobre lo ocurrido”.
Yvan Colonna, agredido por un compañero de prisión por terrorismo, seguía el martes en estado “grave”, según su abogado Patrice Spinosi. Sus abogados habían anunciado el lunes su decisión de pedir la suspensión de la pena para el pastor corso, que sigue entre la vida y la muerte.
El 2 de marzo, un preso de la cárcel de Arles, presentado como “yihadista”, intentó asfixiar a Yvan Colonna, el más famoso de los activistas corsos y condenado por el asesinato del prefecto Claude Erignac en 1998.
Desde entonces, este expastor de 61 años, que siempre negó su implicación en el asesinato y pidió su acercamiento a cárceles corsas, se encuentra en coma. Su estado “sigue siendo muy grave”, indicó el martes su abogado.
Al grito de “Estado francés asesino”, miles de personas se manifestaron en esta isla del Mediterráneo, gobernada por nacionalistas corsos. La tensión aumentó el domingo cuando una protesta multitudinaria en Bastia degeneró en “disturbios” y atacó edificios públicos, según la fiscalía.
Un centenar de personas resultaron heridas, entre ellas 77 uniformados.
Francia-Córcega, una relación especial
Córcega, que cuenta con unos 350.000 habitantes y un tamaño similar a Puerto Rico, se incorporó a Francia durante la segunda mitad del siglo XVIII, tras pasar por varios reinos europeos y un breve período independiente.
El encaje en Francia de la cuarta isla más grande del Mediterráneo, donde nació Napoleón Bonaparte en 1769, ha evolucionado con el tiempo: de formar parte de un región con Marsella a lograr un estatuto especial.
En un país menos descentralizado que sus vecinos España o Alemania, Córcega posee desde 1990 de un estatuto particular, similar al de los territorios franceses en el Caribe -Guadalupe y Martinica- y a Mayotte.
Desde enero de 2018, Córcega está considerada como colectividad territorial, que aúna las funciones departamentales y regionales, y gestiona nuevas competencias como el deporte, transportes, cultura y medio ambiente.
¿Cuáles son las reivindicaciones?
Los responsables y manifestantes corsos piden al Estado conocer la “verdad” de la agresión, el acercamiento a la isla de los activistas presos en otras regiones de Francia, como Colonna, y abordar el futuro de Córcega.
“Urge construir con Córcega una verdadera solución política”, dijo el lunes a la Agence France-Presse el presidente regional, el nacionalista Gilles Simeoni, después que París anunciara el inicio de un “ciclo de discusiones”.
El ministro francés del Interior, Gérald Darmanin, abordará a partir del miércoles con responsables locales las condiciones de una “evolución” del encaje de Córcega en Francia, “según lo dispuesto en la Constitución”.
Según el diario regional Corse Matin, esta referencia a la Constitución hace temer a los responsables locales que París vete algunos de sus reclamos: reconocimiento del pueblo corso, estatuto fiscal, más autonomía, etc.
Otra de las reivindicaciones tradicionales es la cooficialidad de la lengua corsa, junto al francés, en la región.
¿Qué responde el gobierno francés?
Además del diálogo, el gobierno francés tomó algunas decisiones simbólicas, pero claves para una isla que durante cuatro décadas estuvo sacudida por los atentados del Frente de Liberación Nacional de Córcega (FNLC).
El primer ministro francés, Jean Castex, retiró un estatuto especial para Colonna y otros dos miembros del “comando Erignac”, Pierre Alessandri y Alain Ferrandi, allanando el camino a su traslado a cárceles corsas.
“Una vez encendida la llama, será difícil apagarla”, advierte François Kraus, de la empresa de análisis político Ifop, para quien la situación podría empeorar si el gobierno “no cede también en el plano institucional”.
La tensión en Córcega llega semanas antes de la primera vuelta de la elección presidencial en Francia, el 10 de abril, si bien no logra abrirse un hueco en la agenda de una campaña electoral marcada por la guerra en Ucrania.