La vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, visita desde este miércoles Polonia, horas después que Washington rechazase una oferta polaca de intercambio de aviones de combate MiG.
El martes, el ministro polaco de Exteriores, Zbigniew Rau, anunció que Polonia estaba “preparada” para entregar “de forma inmediata y gratuita” sus aviones MiG, de fabricación rusa, a las fuerzas norteamericanas radicadas en la base aérea de Ramstein (Alemania).
Eso a cambio de un número equivalente de aviones F-16 usados, justamente de fabricación estadounidense.
Al conocer esta oferta, que calificó de “movimiento sorpresa”, el portavoz del Departamento de Defensa de Estados Unidos, John Kirby, declaró que aceptar tal propuesta planteaba “serias inquietudes para toda la alianza (occidental)” y concluyó que la operación no es “sostenible”.
Así, Harris aterriza este miércoles en Varsovia para completar lo que las autoridades polacas califican de “visita bajo supervisión especial”, de dos días de duración.
En ella se discutirá con el Gobierno polaco, en un programa oficial que comienza mañana jueves, la situación de la guerra en Ucrania.
En el programa de Harris figura una visita a la ciudad de Rzeszów (este) donde, a pesar de las medidas de seguridad que se han puesto en marcha, las autoridades locales no han confirmado si en efecto se espera la llegada de la vicepresidenta.
No a los aviones, ¿pero sí a defensa anti misiles?
Tras la negativa de Washington de aceptar el intercambio de cazas de combate, los medios de este país se hacen eco de una información difundida en la prensa estadounidense, según la cual Polonia recibirá dos baterías de defensa anti misiles Patriot.
Mientras tanto, el número de refugiados llegados a Polonia desde ese país superó hoy los 1,33 millones de personas.
De ellas, 126 mil llegaron en las últimas 24 horas, según indicó la Guardia de Fronteras polaca.
El 93% de los refugiados eran ucranianos, el 1% eran polacos y el 6% restante tenían otras nacionalidades, según un comunicado de este organismo.
A medida que los dispositivos de acogida a los refugiados en Polonia empiezan a saturarse, el presidente de la Fundación polaca de Ayuda para los Refugiados de Ucrania, Piotr Bystrianin, declaró este miércoles que el país debe prepararse “para un maratón, no un sprint“.