Cualquier ataque contra instalaciones nucleares "constituye una violación de los principios de la Carta de la ONU, del derecho internacional y del Estatuto del Organismo", recordó Rafael Grossi, director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
El regulador nuclear de Ucrania ha solicitado al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) “asistencia inmediata”.
Eso para garantizar la seguridad de sus instalaciones en el país en medio de la invasión rusa.
Así lo anunció este miércoles el director general del OIEA, Rafael Grossi, sin dar más detalles al respecto.
La noticia fue compartida durante una reunión extraordinaria de la junta de gobernadores de la agencia nuclear de la ONU sobre la situación en Ucrania.
“La situación en Ucrania no tiene precedentes y me sigue preocupando mucho”, señaló el responsable en su discurso de apertura de la reunión, en la que participan también los representantes de Rusia y Ucrania.
“Pese a las circunstancias extraordinarias de un conflicto armado que provoca crecientes desafíos y peligros, las centrales nucleares de Ucrania están operando normalmente”, aseguró Grossi ante los delegados.
Watch live now as IAEA Director General @RafaelMGrossi takes questions from journalists on the safety and security of the nuclear facilities in #Ukraine: https://t.co/nbKalspW7L
— IAEA – International Atomic Energy Agency (@iaeaorg) March 2, 2022
Ucrania y la energía atómica: 15 reactores en cuatro plantas
Está previsto que la junta, el órgano ejecutivo del OIEA, adopte hoy una resolución crítica por el ataque militar de Rusia contra el país vecino, donde hay 15 reactores nucleares en cuatro plantas.
Grossi advirtió que “no hay nada normal en las circunstancias en las que los profesionales de las cuatro centrales nucleares de Ucrania logran mantener en funcionamiento los reactores que producen la mitad de la electricidad de Ucrania”.
En los primeros siete días de conflicto ya se produjeron varios incidentes directamente relacionados con las centrales y otros sitios nucleares del país, recordó el jefe del OIEA.
Entre estas instalaciones está la antigua instalación de Chernóbil, escenario del mayor accidente nuclear de la historia, en 1986, controlada por fuerzas rusas.
“Es de suma importancia que el personal que trabaja en Chernóbil pueda realizar su trabajo de forma segura y eficaz, y que su bienestar personal esté garantizado por quienes han tomado el control”, dijo Grossi en referencia a Rusia.
El director general del OIEA recordó que cualquier ataque contra instalaciones nucleares “constituye una violación de los principios de la Carta de la ONU, del derecho internacional y del Estatuto del Organismo”.
“La mejor acción para garantizar la seguridad y la protección de las instalaciones nucleares de Ucrania y de su población sería que este conflicto armado terminara ya”, concluyó Grossi.
La reunión extraordinaria de la junta, que tiene 35 países miembros, incluyendo Rusia pero no Ucrania, tiene previsto durar todo el día y se espera que intervengan decenas de delegaciones.
Los riesgos de la guerra en un país lleno de centrales atómicas
A muchos les preocupa que alguno de los 15 reactores nucleares activos de Ucrania puedan quedar atrapados en el fuego cruzado.
“Es una situación única en la historia de la energía nuclear – de hecho en la historia – que tengamos una situación en la que una nación está operando 15 reactores nucleares y está en medio de una guerra a gran escala”, dijo Shaun Burnie, especialista nuclear de Greenpeace Asia Oriental a DW.
No obstante, ahora mismo solo funcionan nueve de los 15, según Burnie.
“La idea de construir una protección en caso de una guerra a gran escala nunca formó parte de la planificación en Ucrania, al menos en lo que respecta a la energía nuclear comercial”, dijo.
Mientras que algunos reactores de la época de la Guerra Fría en Estados Unidos y la Unión Soviética se construyeron bajo tierra para protegerse de las amenazas militares, las “enormes instalaciones” de Ucrania se construyeron todas sobre el suelo, añadió Burnie.
“Una central nuclear es una de las instalaciones industriales más complejas y delicadas, que requiere un conjunto muy complejo de recursos prestos en todo momento para mantenerlas seguras. Esto no puede garantizarse en una guerra”, escriben Burnie y su colega de Greenpeace en Asia Oriental, Jan Vande Putte, en un informe sobre la vulnerabilidad de las centrales nucleares durante un conflicto militar.
Refrigeración desactivada podría provocar fugas de radiación
El temor que los reactores en funcionamiento representen una amenaza más directa se debe, en parte, a la probabilidad de un corte de energía durante un ataque militar.
Si el suministro de energía de una central quedara cortado, esto podría desconectar la refrigeración del reactor y la refrigeración del almacenamiento de combustible gastado que está contenido dentro de paredes relativamente delgadas.
En el peor de los casos, esto podría conducir a una fusión similar a la de Fukushima y a “emisiones masivas de radiactividad”, explica Burnie.
Estos temores se ven alimentados por el aumento de la actividad militar al sur de la central de Zaporiyia.
Esta cuenta con seis reactores y una instalación de almacenamiento de combustible nuclear gastado de alto nivel.
Los enfrentamientos armados en la región de Zaporiyia “aumentan el espectro de riesgos importantes”, afirma el informe.
Esta planta nuclear ya es vulnerable, dicen los autores, ya que algunos reactores envejecidos fueron construidos y diseñados hace medio siglo, en la década de 1970.
Roger Spautz, responsable de la campaña nuclear de Greenpeace Francia y Luxemburgo, afirma que la vida útil original de estos reactores, de 40 años, ya se ha ampliado, como también ocurre en Francia.
“El mayor riesgo es que los combustibles gastados sean alcanzados por un misil o que no se puedan refrigerar debido a la inutilización del sistema energético”, afirmó Spautz.
“Es necesario que la electricidad funcione las 24 horas del día”, añadió, señalando que los generadores de reserva de gasóleo pueden no funcionar durante varias semanas, lo que puede ser necesario en tiempos de guerra.
Es poco probable que se produzca un ataque directo, dijo Burnie, pero los edificios de contención de la piscina de combustible gastado podrían ser “destruidos accidentalmente” en el fuego cruzado.
Instalaciones que contienen fuerzas peligrosas
“Las centrales nucleares se definen como ‘instalaciones que contienen fuerzas peligrosas’ según el derecho internacional humanitario y nunca deberían ser atacadas”, dijo Doug Weir, director de investigación y política del Observatorio de Conflictos y Medio Ambiente, con sede en el Reino Unido, refiriéndose a la Convención de Ginebra.
Burnie cree que Rusia, que tiene más del doble de reactores que Ucrania, entiende las consecuencias de un ataque directo a estas instalaciones, incluida la contaminación nuclear de la propia Rusia si los vientos soplan en su dirección.
“No esperamos ver un ataque deliberado contra plantas como Zaporizhzhia, pero los tipos de armas pesadas que Rusia está desplegando no son especialmente precisos”, dijo Weir.
“Hay que evitar a toda costa los combates en cercanía a esos lugares”, agregó.
Para Roger Spautz, otra preocupación es que los militares rusos capturen una central y no tengan el personal necesario para gestionarla adecuadamente.
“Se necesitan varios cientos de técnicos que conozcan la central”, alertó.
El informe de Greenpeace sobre la vulnerabilidad de las centrales nucleares ucranianas señala que este personal será necesario en caso de inundación del río Dniéper, que pasa por las proximidades de la central de Zaporiyia.
Si, por ejemplo, las presas del sistema de embalses del Dniéper – que proporcionan el agua de refrigeración a los reactores de Zaporizhzhia – sufren daños, y limitan el suministro de agua, el combustible nuclear podría empezar a recalentarse y liberar radiación.
“Todas estas instalaciones necesitan una vigilancia constante, no son seguras”, concluyó Shaun Burnie.