El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, anunció este viernes la evacuación de Ucrania de la embajadora española en el país, Silvia Cortés.
En el convoy también serán evacuados un centenar de españoles, mientras que otros cien “muy enraizados” en el país decidieron quedarse por voluntad propia.
En entrevista en medios españoles, Albares explicó que este convoy se suma al que salió este jueves con otros 50 españoles, por lo que quedan en el país unos cien a los que se les ofreció salir pero, dado que la mayoría tienen doble nacionalidad y están muy enraizados en Ucrania, prefirieron quedarse.
El ministro subrayó que las sanciones a Rusia tomarán cuerpo este viernes y se mostró convencido de que tras la reunión de jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN se adoptarán todas las medidas necesarias “para reforzar el flanco oeste y la seguridad de la OTAN”.
Albares no quiso anticipar estas medidas pero dejó claro que las fronteras de la OTAN y su seguridad estarán “perfectamente reforzadas”.
España descarta acción ofensiva en Ucrania
El titular de Exteriores descartó que España vaya a participar en una acción ofensiva, pero precisó que enviarán ayuda humanitaria con material médico, sanitario y medicinas a través de Polonia.
También anunció que España enviará a Ucrania material defensivo para proteger a los civiles como chalecos antibalas, cascos y equipos de desminado.
Ante el desasosiego de la sociedad ucraniana por la situación, el ministro afirmó que esta agresión “no le va a salir gratis” al presidente ruso y añadió que no van a permitir que utilice los mercados para financiar ni esta ni futuras agresiones.
El responsable de la diplomacia española insistió en que “el precio que van a pagar no va a ser asumible para la economía rusa” con las sanciones masivas que se les va a imponer.
Y sobre la desconfianza que podrían tener los aliados europeos por supuestas diferencias de criterio entre miembros del Gobierno español a la hora de abordar la situación, afirmó: “no existe ninguna fisura”, hubo una condena “unánime” del ataque.