La reunión del presidente francés, Emmanuel Macron, con su homólogo ruso, Vladímir Putin, fue “positiva” al impulsar “el diálogo” como “el camino a seguir” en la crisis de Ucrania, indicó este martes en el alto representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad, Josep Borrell.
Así lo indicó Borrell en un encuentro con periodistas en la sede de la delegación de UE en Washington, donde se encuentra de visita oficial en medio de las crecientes tensiones por la amenaza de una invasión rusa a Ucrania.
“Creo que la visita de Macron ha producido un resultado positivo, al impulsar las negociaciones y el diálogo como el camino para a seguir”, señaló el jefe de la diplomacia europea.
No obstante, e inmediatamente después, Borrell reconoció que “la situación sigue siendo tensa”, e insistió en que es uno de los momentos “más peligrosos” para la seguridad de Europa “desde el fin de la Guerra Fría”.
Admitió, asimismo, su preocupación por la “tendencia hacia una alianza entre Rusia y China”, dos países que caracterizó de “autoritarios”, después del reciente comunicado conjunto en el que Pekín respaldó el rechazo de Moscú a una mayor expansión de la OTAN.
Por ello, el jefe de la diplomacia europea reiteró que “una respuesta unida” por parte de EE.UU. y la UE frente a Rusia es el “mayor activo”.
La visita a Rusia del presidente francés, que hoy se desplazó a Kiev, se enmarca en una aceleración de los esfuerzos de la diplomacia europea para “desescalar” el conflicto con Moscú, que mantiene a más de 100.000 soldados cerca de su frontera con Ucrania.
Macron se reunió este lunes con Putin en Moscú, con quien discutió “nuevos mecanismos que garanticen la estabilidad en la región”, según señaló en rueda de prensa en la capital rusa.
Por su parte, Putin alabó “algunas de las ideas y propuestas” del líder francés, que consideró que pueden servir de base para “pasos comunes” en aras de la estabilidad del continente.
Durante su estancia a Washington, Borrell sostuvo un encuentro con su homólogo estadounidense, Antony Blinken, y participó en el Consejo Energético EE.UU.-UE, donde ambas partes se comprometieron a unir fuerzas para garantizar el suministro de gas a Europa en caso de que Rusia decida paralizar los envíos energéticos.