Las advertencias de Occidente son cada vez más claras, y muchos ven la posibilidad de una invasión rusa a Ucrania. Rusia ha posicionado a 100.000 soldados en su frontera con Ucrania, y la OTAN está enviando barcos y aviones de combate a Europa del Este.
Los ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea (UE) acordaron, en una reunión este lunes, que “cualquier nueva agresión militar de Rusia contra Ucrania tendrá consecuencias masivas y costos severos”, según un comunicado conjunto.
Ya hemos escuchado esto muchas veces. Pero, ¿de qué consecuencias, exactamente, se trata?
Sanciones concretas
En una cumbre, a mediados de diciembre, los jefes Gobierno de la UE acordaron, en principio, medidas punitivas contra Rusia, pero discreparon sobre cuáles podrían ser exactamente.
Alemania, Austria y Hungría están más vinculados a la economía rusa que, por ejemplo, Portugal o Países Bajos. La UE requiere unanimidad para aprobar cualquier acción política, pero lo único que tiene la Comisión Europea hasta ahora es una lista de posibles sanciones, guardada en un cajón en Bruselas.
Los diplomáticos de la UE han dicho que estas sanciones deberían implementarse 48 horas después de una invasión de Rusia, y además tendrían que coordinarse con Estados Unidos y el Reino Unido.
“Imponer sanciones duras a Rusia puede tener consecuencias para la UE porque las economías están vinculadas”, explica Amanda Paul, experta en seguridad del Centro de Política Europea. Paul afirmó que hay que considerar la posibilidad de que los refugiados ucranianos puedan verse forzados a ingresar al territorio de la UE y que la desestabilización del país podría afectar a toda la región del Mar Negro.
Gustav Gressel, miembro titular de política del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, acota que “sólo las sanciones severas contra el sector energético dañarían realmente a Rusia; otras sanciones son más una molestia que un obstáculo, y Moscú confía en que puede solucionarlas”.
Respuesta unánime
Actualmente, uno de los principales debates en Bruselas se centra en la necesidad de aclarar qué desencadenaría exactamente las sanciones por parte de la UE. Sea como sea, los expertos están de acuerdo en que la respuesta de los socios estadounidenses y europeos debe ser unánime.
“Sin la cohesión entre Estados Unidos y Europa, Moscú tendrá, o al menos sentirá que tiene, un cheque en blanco”, dijo Ian Lesser, vicepresidente del German Marshall Fund (o Fondo Marshall Alemán de los Estados Unidos), a la Deutsche Welle
. Para la estrategia de Rusia, “abrir una brecha entre los socios transatlánticos es probablemente y al menos tan importante como la propia Ucrania”, añadió.
La OTAN y su política de “puertas abiertas”
Rusia exige, antes de retirar sus tropas de la frontera, que la OTAN retire sus tropas de Europa del Este, además de garantizar que Ucrania y Georgia nunca serán miembros de la OTAN.
La OTAN ha reiterado su posición de que las decisiones de seguridad de cada país son soberanas y que su política de “puertas abiertas” nunca cambiará.
Lesser cree que, “en verdad, hay muy poco entusiasmo en la UE o la OTAN por la membresía de Ucrania”. “Algunos pueden ver los compromisos con Ucrania como una responsabilidad de seguridad”, agregó.
Sin embargo, cuando se trata de proteger a los Estados miembros de la agresión de Rusia, la Alianza de la OTAN, a la que pertenece la mayoría de los miembros de la UE, es clara en una cosa: aunque Ucrania tiene aspiraciones de unirse a la OTAN, actualmente no es parte.
Así y todo, la Alianza podría responder con el despliegue de 40.000 soldados, como fuerza de reacción de la OTAN. “Proporcionaremos a Ucrania más asistencia militar, equipo y armas defensivas en las próximas semanas”, dijo la secretaria de Estado adjunta de Estados Unidos, Karen Donfried.
La presencia de tropas podría aumentar
Mientras tanto, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, está considerando si debería enviar miles de tropas a Europa del Este.
Los efectivos militares estadounidenses, entre 1.000 y 5.000, probablemente irían a los miembros bálticos de la OTAN, Letonia, Lituania y Estonia, que se hallan entre los países más preocupados por las acciones de Rusia.
En diciembre, la nueva ministra de Defensa de Alemania, Christine Lambrecht, decidió visitar primero oficialmente Lituania, donde las fuerzas de la OTAN han estado enviando refuerzos en los últimos años para contrarrestar una potencial amenaza rusa.
“La situación en Ucrania es muy grave”, dijo entonces Lambrecht, “y puedo entender las preocupaciones de nuestros aliados bálticos y entender si uno se siente amenazado”.