Anwar Raslan, de 58 años, es un excoronel de la Seguridad del Estado sirio, que desertó de su país en 2012 y que fue condenado hoy a cadena perpetua.
El jueves fue condenado en Alemania a cadena perpetua por el asesinato de 58 personas y la tortura de 4.000 en el centro de detención Al Khatib.
Un lugar llamado también “rama 251”, en Damasco, entre el 29 de abril de 2011 y el 7 de septiembre de 2012.
Para poder llevar a cabo el proceso, Alemania aplicó el principio jurídico de competencia universal, que permite a un Estado juzgar a los autores de los crímenes más graves, sea cual sea su nacionalidad o el lugar donde fueron cometidos.
Se trata del segundo caso de este proceso sin precedentes en el mundo sobre abusos cometidos por el régimen de Bashar Al Asad.
En una primera parte, la Alta Corte de Coblenza condenó, en febrero de 2021, a Eyad Al Gharib, un exmiembro de estos servicios de inteligencia, a cuatro años y medio de cárcel.
“Ataque extenso y sistemático” de excoronel sirio
Casi 11 años después del inicio del levantamiento popular en Siria, es la primera vez que un tribunal examina los crímenes imputados al régimen sirio.
En su fallo, el tribunal reconoció “un ataque extenso y sistemático contra la población civil” perpetrado por el régimen de Asad a partir de marzo de 2011. Esto, cuando los sirios salieron a la calle para reclamar democracia.
Anwar Raslan, quien dirigía el servicio de investigaciones de la “rama 251” en el tentacular aparato de seguridad sirio, permaneció callado durante este largo proceso, iniciado en abril de 2020.
En mayo de ese año, sin embargo, sus abogados leyeron una declaración escrita en la que el exoficial negó cualquier supuesta implicación con los hechos.
En el juicio testimoniaron más de 80 personas, entre ellas 12 desertores. Las víctimas expusieron los maltratos que sufrieron, como descargas eléctricas, golpes con cables, etc.
Por primera vez se presentaron en un tribunal fotografías de “César”, un exfotógrafo militar que filtró, poniendo en peligro su vida, más de 50.000 imágenes en las que se veían miles de detenidos abocados a la muerte.