Los socialdemócratas del SPD, los Verdes y los liberales del FDP llevarán a cabo este jueves negociaciones preliminares para intentar formar una coalición en Alemania, aunque el líder de los conservadores no tira la toalla.
Diez días después de las elecciones legislativas, en las que vencieron los socialdemócratas del SPD, las conversaciones se aceleran en Alemania para evitar los meses de parálisis tras los últimos comicios en 2017 debido a interminables negociaciones.
Los ecologistas, que llegaron en tercera posición, anunciaron el miércoles que querían profundizar en el diálogo con el SPD y el FDP.
“Nuestro interés es hacer avanzar las cosas rápidamente”, dijo la copresidenta de los Verdes, Annalena Baerbock. “El país no puede permitirse un largo inmovilismo” mientras se negocia una formación de coalición, reiteró.
“Las conversaciones de estas últimas semanas han mostrado que las mayores intersecciones a nivel de contenido son posibles con este esquema (con el SPD y el FDP), sobre todo en el ámbito de política social”, explicó por su parte el otro codirigente ecologista, Robert Habeck.
Poco después, los liberales del FDP anunciaron una reunión con los ecologistas y los socialdemócratas para esbozar los contornos de un futuro gobierno de “centro progresista”, según su presidente, Christian Lindner.
Una propuesta también aceptada por el SPD, que podría ponerse al frente de la cancillería por primera vez desde Gerhard Schröder en 2005.
“Los ciudadanos nos dieron un mandato para poner en marcha un gobierno juntos”, se congratuló Olaf Scholz, líder de la formación.
“La lección”
Las negociaciones se auguran sin embargo ásperas, entre partidos opuestos en muchas cuestiones, como en temas fiscales, con los liberales que rechazan aumentar los impuestos, como quieren en el SPD.
Para Lindner, una coalición con los ecologistas y los democristianos (CDU) de Angela Merkel, sigue siendo “una opción viable en términos de contenido”.
Una alianza de tres formaciones con programas tan distintos no se había dado en Alemania desde la década de 1950.
Por su parte, los conservadores de la CDU, que quedaron segundos en las elecciones liderados por el poco popular Armin Laschet, no han renunciado a intentar formar un gobierno, con los liberales y los Verdes. Es la única manera de conservar la cancillería tras los 16 años de la era Merkel.
El miércoles, el experiodista de 60 años dijo respetar la decisión de los Verdes y del FDP de decantarse por las negociaciones con el SPD. Pero dijo “estar dispuesto” a dialogar con estos dos partidos claves.
La coalición entre estas tres formaciones parece, desde el principio, la que tiene menos posibilidades.
Según un sondeo de Forsa publicado el miércoles, una mayoría de alemanes (53%) quieren una coalición SPD, Verdes y FDP. Y un 74% de las personas encuestadas consideran que CDU-CSU tendría que irse a la oposición.
Algunos pesos pesados de la CDU, como el ministro de Economía, Peter Altmaier, parecen admitir la situación.
“Por primera vez en 41 años, el FDP y el SPD (y los Verdes) hablan seriamente de una coalición”, tuiteó el ministro, cercano a Angela Merkel. “El tren del ‘semáforo’ acaba de salir de la estación”, afirmó, en alusión a los colores de la alianza de estas tres formaciones.
Para él, es necesario “mostrar que hemos aprendido la lección” del 26 de septiembre, después de que los conservadores obtuvieran menos del 30% de sufragios, algo que no se producía desde 1950.