“La gente no es tonta en absoluto” declaró este sábado el expresidente francés Nicolas Sarkozy tras haber sido condenado a un año de prisión por la financiación ilegal de su campaña para las presidenciales de 2012.
El exjefe de Estado, que anunció que recurriría de apelación ante el fallo, firmó ejemplares de su último libro este sábado por la mañana en una librería del oeste de París.
A su llegada le esperaban unas 200 personas que le pedían que “mantuviera el tipo”, diciéndole que fuera “valiente”, que la gente “estaba ahí”, con él.
“Es muy emotivo y al mismo tiempo muy tranquilizador sobre el ánimo del país, porque la gente no es tonta en absoluto (…) lo han entendido”, comentó Sarkozy ante las cámaras de televisión mientras empezaba a firmar ejemplares de su libro Promenades (Paseos).
El jueves, tras su condena, denunció una “injusticia” en las redes sociales y prometió que iría “hasta el final” para “continuar con este combate, tan necesario, por la verdad y por la justicia”.
Al ser preguntado este sábado sobre el primer ministro, Jean Castex, que le manifestó su “amistad” y “afecto”, “a título personal”, Sarkozy – que presidió Francia de 2007 a 2012 – declaró: “me alegra mucho, no me sorprende viniendo de él, soy muy sensible (a sus palabras), he recibido miles y miles” de mensajes de apoyo.
¿También de parte del actual presidente francés, Emmanuel Macron?, le preguntó un periodista. “Pregúntenle a él, no soy yo el que lo tiene que decir”, respondió Sarkozy.
En cuanto a su condena, insistió: “lo que yo piense es anecdótico, lo que la gente piense es mucho más serio. Yo no soy necesariamente el más objetivo” para comentar, dijo.
En la fila, Benoît Meurisse, de unos 50 años, consideró que “se acusa rápidamente a la gente. Esta claro que hay excesos… ¡pero de ahí a condenarlo!”.
Según él, Nicolas Sarkozy es, sobre todo, “una brújula”, un referente. “Ha adquirido una cierta sabiduría, una experiencia del poder. Se ha vuelto un sabio”.
Un poco más allá, un grupo de cuatro estudiantes de Derecho, dos chicos y dos chicas, de entre 17 y 20 años, afirmaron estaban allí porque les “gusta mucho” Sarkozy, “último gran defensor de la derecha”, que les hace sentir una cierta “nostalgia”.
Sarkozy, de 66 años, se convirtió en marzo en el primer expresidente de la Quinta República (régimen iniciado en 1958) en ser sentenciado a prisión firme (un año) por corrupción y tráfico de influencias en otro caso. Su defensa también recurrió.
La condena del jueves se produjo en el llamado caso Bygmalion, que se sumergió en las cuentas de la campaña de la presidencial de 2012, que el entonces mandatario perdió contra el socialista François Hollande.