Viernes de manifestaciones en pro de la defensa del planeta. En el mundo entero la gente protesta por el cambio climático. Y especialmente en Alemania, antes de las elecciones. Sobre todo lo hacen los jóvenes que aún no pueden votar.
El mapa de Alemania aparece cubierto de puntitos rojos en la página web de Fridays For Future.
Representan las acciones proyectadas para este viernes de huelga por el clima. Son más de 440 en el país.
También Jana Boltersdorf protesta. La estudiante participa activamente, desde el comienzo, en Fridays For Future.
Este viernes cumple 20 años y por primera vez podrá votar en las elecciones para elegir un nuevo Parlamento germano federal.
“Los comicios del clima”
Con esta huelga escolar previa a los comicios, se quiere dejar en claro a los electores que está en juego la defensa del planeta.
“Las y los políticos que sean elegidos serán determinantes para lo que se haga en Alemania en los próximos cuatro años en materia de lucha contra el cambio climático”, dice Boltersdorf.
En efecto, los sondeos demuestran que el tema ambiental ocupa a cada vez más personas en Alemania. Una encuesta reveló que figura muy alto en la lista.
Pero solo un 43% de los consultados lo calificó de “muy importante” para su decisión electoral.
Bernd Sommer, sociólogo de la Universidad de Flensburgo, indica que las manifestaciones han contribuido a crear conciencia.
“Las informaciones sobre fenómenos meteorológicos extremos y el hecho de que las consecuencias del cambio climático sean visibles por doquier tienen impacto, pero también las protestas de Fridays for Future y otros actores, que llevan el tema a la calle y lo ponen en el discurso político”, dice.
Considera notable que esto se haya logrado en el curso de solo tres años.
El tema de la justicia climática también debe estar muy presente, a juicio de Boltersdorf: “Queremos dar voz también a las personas que, debido a su edad, aún no pueden votar, pero que sufrirán especialmente la crisis climática”.
El sociólogo Sommer hace notar que “uno de los principios democráticos es que todo aquel que se vea afectado por una decisión, debe tener también la posibilidad de participar en ella”.
Miedo al futuro y cambio climático
Esta injusticia climática indigna a muchos jóvenes, según Pauline Brünger, portavoz de Fridays For Future en Alemania. Una encuesta realizada entre 10.000 niños y jóvenes de 10 países reveló a comienzos de septiembre que más de un tercio percibe el futuro como algo atemorizante.
Casi la mitad afirmó que el cambio climático le preocupa tanto, que afecta a su vida cotidiana.
Diferente parece ser el panorama entre los mayores. En un estudio, realizado por encargo de la organización ambientalista NABU, casi dos terceras partes de los encuestados mayores de 65 años indicaron que los intereses ecológicos de los jóvenes no serán un factor determinante en su decisión electoral.
Sin embargo, este grupo etario influirá decisivamente en las elecciones federales. 12,8 millones de personas con derecho a voto son mayores de 70.
No obstante, Pauline Brünger no quiere atizar el conflicto generacional. Subraya que hay también muchas personas mayores que luchan contra el cambio climático.
Sommer hace notar que “tampoco todos los jóvenes se interesan por la protección del clima”.
¿Peligro de radicalización?
¿Pero qué ocurrirá si la esfera política sigue reaccionando con tanta lentitud como hasta ahora a la crisis climática? ¿Se radicalizará el movimiento de protesta?.
“Creo que, dependiendo del desenlace de las elecciones y de lo que se haga en los próximos años contra el cambio climático, existe un cierto potencial de radicalización”, dice Jana Boltersdorf.
“Cuanto más tiempo los gobernantes sigan sin tratar la crisis climática como una crisis, más desobediencia civil habrá”, pronostica.
Ya hay señales de ello. Por primera vez, en Alemania hubo personas que se declararon en huelga de hambre para exigir que se haga más contra el cambio climático.
Fridays For Future solidariza con las protestas, pero considera que su lugar sigue estando en las calles, también después de las elecciones alemanas.
Porque hay que ser realista: probablemente ningún acuerdo de coalición que se suscriba estará en concordancia plena con el Acuerdo de París para frenar el calentamiento global.