El primer ministro británico, Boris Johnson, no incumplió el código de conducta parlamentario al ser agasajado con unas lujosas vacaciones en el Caribe tras su victoria electoral de finales de 2019, según concluyó este jueves el organismo de control parlamentario.
La declaración que el líder conservador presentó para informar del regalo es “precisa y completa y no encontramos ninguna infracción” de las normas, afirmó la comisión de la Cámara de los Comunes que supervisa el cumplimiento del código de conducta impuesto a los políticos británicos.
Sin embargo, la comisión lamenta que los acuerdos “informales” sobre la financiación del viaje no fueran revelados inmediatamente en detalle ni por Johnson ni por la persona que lo agasajó, el empresario David Ross, donante del Partido Conservador.
Johnson y su entonces prometida Carrie Symonds, con quien se casó en terceras nupcias a finales de mayo, pasaron la Nochevieja de 2019, poco después de la aplastante victoria electoral de los conservadores en diciembre, en la isla privada de Mustique, en el archipiélago caribeño de las Granadinas.
En su declaración de intereses al parlamento, el jefe de gobierno informó de que las vacaciones, por valor de 15.000 libras (20.700 dólares, 17.500 euros), eran un regalo de Ross, fundador del antiguo grupo de telefonía móvil Carphone Warehouse.
Pero Ross causó confusión al negar inicialmente que hubiera adelantado esa cantidad, antes de retractarse a través de su portavoz para decir que se trataba de una “prestación en especies”.
Downing Street siempre aseguró que todo había sido declarado correctamente y que el primer ministro había seguido las normas.
La apertura de una investigación acerca de estas vacaciones se conoció en mayo, cuando el gobierno de Johnson se vio envuelto en una serie de escándalos que pusieron de manifiesto sus estrechos vínculos con intereses privados.