Un acuerdo comercial posbrexit entre el Reino Unido y la Unión Europea parecía inminente el miércoles, tras diez meses de tortuosas negociaciones y a tan solo ocho días de la fecha límite, indicaron varias fuentes europeas.
Existen “grandes posibilidades” de que este acuerdo se concluya en la tarde, aseguró una de estas fuentes. Un panorama confirmado por otra fuente: “estamos en la fase final”.
Las negociaciones están desde el lunes entre las manos de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y del primer ministro británico Boris Johnson, que multiplican sus intercambios para lograr ese acuerdo.
El acceso de las flotas europeas a las aguas británicas era el último obstáculo en estas discusiones, en las que visiblemente se lograron desbloquear los otros temas problemáticos, como las normas de competición y el futuro mecanismo de solución de controversias.
De lograr un acuerdo este mismo miércoles, eso dejaría suficiente tiempo en teoría para que entre en vigor el 1 de enero, cuando el Reino Unido, que salió oficialmente de la Unión Europea (UE) el 31 de enero, abandone definitivamente el mercado único.
Las fuentes consultadas revelaron que los estados miembros ya han comenzado a hablar entre sí para preparar el terreno.
Sin un acuerdo, las relaciones entre ambas partes se regirían por las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), un escenario de consecuencias económicas imprevisibles que conlleva aranceles y cuotas, y la multiplicación de formalidades burocráticas que pueden conllevar atascos y retrasos en las entregas.
Una perspectiva funesta para el Reino Unido, ya sacudido por una variante más contagiosa del coronavirus que ha prácticamente aislado al país.
El tema pesquero, de poco peso económico, se ha convertido en una verdadera batalla política y para Londres simboliza recuperar la soberanía tras el divorcio con el bloque.
Las divergencias se centran en el reparto de unos 650 millones de euros (800 millones de dólares) en pesca capturados cada año por los barcos europeos en los ricos caladeros británicos, y la duración del periodo de adaptación para las flotas europeas.
“La pelota está en el campo británico”
La UE rechazó esta semana una oferta de Londres, que consistía en renunciar a entre 35% y 65% de las capturas (según si eran pescadas o no en alta mar), durante un periodo de transición de tres años.
Hace unos días, Bruselas había propuesto renunciar a cerca del 25% de estos 650 millones, tras un plazo de seis años.
“La pelota está en el campo Boris Johnson”, había estimado un diplomático europeo, para quien la propuesta de la UE sólo puede ser una “oferta final”, teniendo en cuenta las preocupaciones que ya ha suscitado en varios países miembros, como Dinamarca.
El negociador europeo, Michel Barnier, comunicó a los Estados miembros que la UE estaba dispuesta a negociar “hasta final de año o más allá”, si el bloqueo sobre la pesca persistía.
Un acuerdo “in extremis” no sería, según Pierre Vimont, investigador asociado a Carnegie Europe, ninguna sorpresa. “Una negociación hasta el final del final es bastante corriente en la Unión. Lo contrario sí que sería sorprendente”, dice.
“En este tipo de discusiones, sólo se deja cuando no hay más opción”, insiste, a la vez que considera indispensable volver a la mesa de negociaciones el año que viene en caso de ruptura brutal. “Ceñirse sólo a las reglas de la OMC no va muy lejos”.