La opositora Svetlana Tijanóvskaya, rival en la presidencial del autoritario mandatario de Bielorrusia, abandonó este martes su país y se refugió en Lituania, tras una segunda noche de protestas contra el poder violentamente reprimidas y que se saldaron con un muerto.
El ministro lituano de Relaciones Exteriores, Linas Linkevicius, indicó a la Agence France-Presse que Tijanóvskaya se encontraba “a salvo” en su país, vecino de Bielorrusia.
En un video, la opositora confirmó la “difícil decisión” de abandonar su país. “Sé que muchos me condenarán, muchos me odiarán”, afirmó, con rastros visibles de cansancio en su rostro.
“Los hijos son lo más importante que hay en la vida”, agregó Tijanóvskaya, que durante la campaña envió a los dos suyos al extranjero por cuestiones de seguridad, temiendo presiones del poder.
Los guardias fronterizos bielorrusos precisaron que cruzó la frontera por tierra en la noche.
Según su equipo, se trató sin embargo de una partida forzada bajo presión de las autoridades. “No tuvo elección”, afirmó a la AFP Olga Kovalkova, una de sus aliadas.
El lunes, la opositora había sido retenida varias horas en la comisión electoral, a la que se había dirigido para presentar una denuncia por fraude electoral.
Svetlana Tijanóvskaya, de 37 años novata en política, emergió en pocas semanas como una inesperada rival para Lukashenko, de 65 años, los últimos 26 en el poder.
Esta profesora de inglés reemplazó en la carrera presidencial a su marido Serguéi, un conocido videobloguero, arrestado en mayo.
Tras la elección del domingo, Tijanóvskaya instó a Lukashenko a “ceder el poder”, afirmando que no reconocía los resultados oficiales que dieron vencedor al presidente con 80,08% de los votos, contra un 10% para ella.
Sin embargo, se negó a participar en las manifestaciones duramente reprimidas el domingo y lunes por la noche por las fuerzas de seguridad, que recurrió a granadas sonoras y balas de goma y procedió a numerosas detenciones para poner fin a las protestas en Minsk.
Este martes circulaban en las redes sociales llamados a una huelga general.
Barricadas y un muerto
El lunes por la noche, se levantaron barricadas en las calles centrales de Minsk, en una señal del aumento de las tensiones, y se escucharon varias explosiones.
Un manifestante murió al estallar en sus manos un objeto explosivo que quería lanzar contra las fuerzas del orden, según la policía bielorrusa.
“¡Vergüenza!”, coreaban los manifestantes, que se enfrentaron a la policía con palos y sus propias manos, según periodistas de la AFP y testigos.
En los últimos días, las autoridades redoblaron los esfuerzos para frenar a Tijanóvskaya y no dudaron en detener a una decena de sus colaboradores.
Una de sus aliadas, Veronika Tsepkalo, esposa de un opositor al que se le impidió participar en la presidencial, salió el domingo de Bielorrusia y se instaló en Rusia.
Esa noche tras la elección, hubo 3.000 detenidos, así como medio centenar de civiles y 39 policías heridos tras manifestaciones espontáneas en 33 localidades, según el Ministerio del Interior.
Lukashenko calificó a los manifestantes de “ovejas” teledirigidas desde Londres, Varsovia y Praga, y aseguró que no dejaría que su país sea “hecho pedazos”.
En 2010, tras la presidencial, las manifestaciones de la oposición habían sido brutalmente reprimidas.
Condenas occidentales
En Occidente, la Casa Blanca dijo el lunes estar “profundamente preocupada” e instó a las autoridades a permitir las manifestaciones antigubernamentales en medio de denuncias de fraude.
“La intimidación de los candidatos de la oposición y la detención de manifestantes pacíficos” fueron algunos de los numerosos factores que “empañaron el proceso”, afirmó la secretaria de prensa del presidente Donald Trump, Kayleigh McEnany.
Antes, la Comisión Europea, así como Francia, Alemania y Reino Unido, y la OTAN, habían condenado la represión. Polonia pidió una cumbre de la UE consagrada a este asunto.
En cambio, los dirigentes ruso y chino, Vladimir Putin y Xi Jinping, y el venezolano Nicolás Maduro, felicitaron al presidente Lukashenko.
En las últimas semanas, el presidente bielorruso había acusado a Moscú de querer someter a su país y de buscar desestabilizarlo, en particular, con el envío de mercenarios.
La campaña electoral se vio marcada por un fervor inédito por Tijanóvskaya. Antes de su surgimiento, los principales rivales de Lukashenko habían sido eliminados de la carrera presidencial.
La movilización tiene lugar en medio de dificultades económicas, agravadas por las tensiones con Rusia, y la respuesta de Lukashenko a la pandemia del coronavirus, a la que tildó de “psicosis”.