Según los resultados oficiales difundidos este lunes, quien ha sido el jefe de Estado bielorruso por 26 años, Alexandre Lukashenko, ganó la elección presidencial con un 80,23% de los votos al día siguiente de un escrutinio tenso, marcado por protestas y acusaciones de fraude.

El presidente ruso, Vladimir Putin, fue el primero en felicitar a Lukashenko, mientras que Polonia pidió una cumbre extraordinaria de la Unión Europea para tratar el tema de la reeleción de este y las protestas. Las autoridades usaron la fuerza contra sus ciudadanos, que están exigiendo cambios en el país. “Debemos apoyar al pueblo bielorruso en su búsqueda de libertad”, dijo el primer ministro polaco Mateusz Morawiecki en una declaración.

La principal rival de Lukashenko, la opositora Svetlana Tijanóvskaya, obtuvo por su lado el 9,9% de los votos, según esos primeros resultados oficiales de la Comisión Electoral Central (CEC) de la antigua república soviética.

La opción “contra todos los candidatos”, que contempla la legislación electoral bielorrusa, consiguió el 6,02%, y los otros tres candidatos en liza se repartieron el 4,8% restante. “El poder debe reflexionar sobre cómo cedernos el poder. Me considero vencedora de la elección”, dijo a la prensa Tijanóvskaya, quien denunció la represión en la noche del domingo de manifestaciones contra la reelección del ‘hombre fuerte’ de Bielorrusia.

“Por Alexandr Grigoriévich Lukashenko votaron 4.652.000 personas o el 80,23%”, anunció en rueda de prensa, la presidenta de la CEC, Lidia Yermóshina, según informó desde Minsk la agencia oficial rusa RIA Nóvosti. De acuerdo con la CEC, la participación fue 84,23% del censo electoral, cifrado en poco más de 6,8 millones de ciudadanos.

Noche de disturbios en 33 ciudades del país

Al término de las votaciones, la oposición salió a las calles de Minsk y de otras 32 ciudades bielorrusas a protestar contra lo que denunciaron como fraude electoral, y los manifestantes fueron dispersados por la policía antidisturbios, que empleó carros lanzaaguas, gases lacrimógenos, proyectiles de goma y porras.

Según la ONG Vesná, de defensa de los derechos humanos, una persona murió atropellada por un vehículo policial, lo que ha sido negado por la vocera del ministerio del Interior bielorruso, Olga Shemodanova: “no tenemos muertos”, aseguró a la Agence France-Presse.

Según grupos de derechos humanos, los detenidos durante la noche de protestas en Minsk sumaban más de doscientos.

La policía ofreció los datos no solo de la capital: “en total, en todo el país, fueron detenidas unas 3.000 personas (…). Durante los incidentes, más de 50 ciudadanos y 39 policías resultaron heridos, algunos de ellos están hospitalizados”, declaró el ministerio en un comunicado, informando de manifestaciones nocturnas “no autorizadas en 33 ciudades y localidades del país”.

Los detenidos en los incidentes pueden ser condenados a entre 8 y 15 años de prisión, advirtió hoy el director del Comité de Investigación de Bielorrusia, Iván Noskévich, ya que se han abierto causas penales por desórdenes masivos y violencia contra agentes de la policía. La presidenta de la CEC reveló que debido a los incidentes en el centro de Minsk tuvo que ser evacuada esta madrugada de la Casa del Gobierno, donde tiene su sede la autoridad electoral.

Según la misión de observadores de la postsoviética Comunidad de Estados Independientes (CEI), la única invitada por las autoridades bielorrusas, las elecciones presidenciales se celebraron “de manera organizada y acorde a la legislación bielorrusa”.

“Las manifestaciones han sido claramente una provocación y no ponen en duda la veracidad de los resultados”, dijo a RIA Nóvosti, el senador ruso Oleg Melnichenko, coordinador del grupo de observadores de la Asamblea Interparlamentaria de la CEI.

“Lo que ha pasado es horrible”, resumió Tijanóvskaya a la prensa la noche del domingo. Incluso un reportero de AP fue golpeado por la policía y tuvo que ser atendido en el hospital número 10 de Minsk, donde aprovechó para hablar con los heridos.

“Era una protesta pacífica, sin violencia”, le dijo Pavel Konoplyanik, de 23 años, que acompañaba a un amigo alcanzado en el cuello por un fragmento de granada de plástico utilizada por la policía. “Nadie va a creerse los resultados oficiales de la votación, nos han robado la victoria”, sentenció.