Alexandre Lukashenko, el presidente bielorruso, denunció una tentativa de “organizar una masacre” en Minsk antes de las elecciones presidenciales.
Sus palabras llegan cuando todavía no se ha aclarado el arresto de 33 “combatientes” rusos de Wagner, una organización de mercenarios considerada cercana a Rusia.
Rusia ha insistido en que estos hombres sólo estaban haciendo escala. Pero Lukashenko ha advertido de que los supuestos mercenarios rusos ya “lo han confesado todo”.
Ni la crisis ni el creciente aislamiento internacional amilanan a Lukashenko, que afirmó hoy que Rusia “tiene miedo” de perder a Bielorrusia, porque no le quedan otros verdaderos aliados, en su mensaje anual a la nación y al Parlamento.
Quedan cinco días para las elecciones en la que busca su sexto mandato consecutivo. Los observadores estiman que la oposición se beneficia de la impopularidad del presidente, al que sus detractores apodan “Sacha 3%”, su supuesta tasa de respaldo, debido a una economía en apuros y al deterioro de las relaciones con Rusia.
Lukashenko, que reconoció que ha superado la COVID-19, destacó que la epidemia del coronavirus “puso a prueba la solidez de la sociedad”. Cree que su gobierno ha pasado la prueba con nota.