A seis años de abdicar, el rey emérito Juan Carlos I se encuentra en una situación muy complicada, investigado por la justicia de Suiza y España por presunta corrupción y el gobierno cargando contra las “supuestas prácticas reprobables” reportadas.
Día tras día, los periódicos españoles publican detalles sobre la gestión opaca de dinero entregado por Arabia Saudita al antiguo jefe de Estado, que abdicó tras sonados escándalos en junio de 2014 en favor de su hijo Felipe VI.
La justicia, tanto en Suiza como en España, centra su investigación en 100 millones de dólares que Juan Carlos, hoy de 82 años, habría recibido secretamente de ese país en una cuenta en Suiza en 2008.
El Tribunal Supremo español anunció en junio la apertura de la investigación para determinar su eventual responsabilidad en una causa iniciada en 2018, cuando en unas grabaciones atribuidas a su examante Corinna Larsen esta aseguraba que Juan Carlos habría cobrado una comisión por la concesión de un contrato de alta velocidad ferroviaria a Arabia Saudita.
De todas maneras, sólo puede ser investigado desde el momento de su abdicación, porque hasta entonces gozó de inviolabilidad como jefe de Estado.
Revelaciones “perturbadoras”
Luego de pasar de puntillas durante meses mientras se acumulaban las informaciones sobre la persona que ocupó el trono español durante 38 años, el gobierno de Pedro Sánchez cambió el tono esta semana y se refirió a ellas como “inquietantes”.
“Estamos siendo testigos, el conjunto de la población española, de informaciones inquietantes que nos perturban a todos, a mí también”, dijo Sánchez el miércoles.
El presidente del gobierno se pronunció luego que varios medios publicaran elementos de la investigación de la fiscalía en Ginebra, como la declaración de un abogado suizo, Dante Canonica, quien dijo haberse encargado de “crear una estructura” para ocultar los fondos enviados a Juan Carlos.
Según otras informaciones, la alemana Corinna Larsen habría declarado a la fiscalía de Ginebra que Juan Carlos le transfirió unos 65 millones de euros “por gratitud y amor” y no para ocultarlos.
“La imagen personal de Juan Carlos de Borbón queda muy deteriorada” con estas revelaciones, estimó a la Agence France-Presse Abel Hernández, periodista especialista en la Casa Real.
Su figura “en este momento está peor que cuando los escándalos” previos a su abdicación, dijo Hernández, en referencia principalmente a los hechos ocurridos en Botsuana en 2012.
Los españoles, mientras sufrían las penurias de la crisis económica, conocieron ese año que el rey se rompió la cadera durante un safari de lujo en el país africano pagado por un empresario saudita, en el que estaba acompañado por Larsen.
A ello se sumó un escándalo de corrupción que llevó a su yerno Iñaki Urdangarin a la cárcel.
Con su reputación dañada, Juan Carlos cedió la corona a su hijo 2014. En 2019, se retiró de la vida pública.
Evitar “el contagio” de la monarquía
Pero en los últimos años aumentaron las sospechas sobre su fortuna opaca, derivadas de sus lazos con las monarquías del Golfo, empañando el legado de Juan Carlos, reconocido como figura clave de la transición democrática tras la dictadura franquista.
Ante nuevas revelaciones este año, que incluso lo señalaban también como beneficiario de la fundación panameña que en Suiza recibió el dinero saudí, Felipe VI buscó marcar distancia de su predecesor y anunció en marzo que renunciaba a la herencia de su padre y le retiró su asignación anual de unos 200.000 euros (219.000 dólares).
Fue “un cortafuegos para evitar el contagio de la institución” de la monarquía, señala Abel Hernández.
Una decisión reconocida por el gobierno.
“Hay una Casa Real que claramente se está distanciando de esas supuestas prácticas reprobables”, dijo Pedro Sánchez el miércoles al medio digital eldiario.es.
Hay que hacer una “distinción clara” entre el actual rey, quien “está haciendo su trabajo constitucional de manera absolutamente correcta”, y su padre, afectado por “situaciones que vienen del pasado”, dijo el jueves la vicepresidenta Carmen Calvo.
De todas maneras, los socialistas de Pedro Sánchez, junto a la derecha, volvieron a impedir en junio una investigación al rey emérito en el Congreso de los Diputados, hecho que irritó a sus socios de gobierno, el partido de izquierda radical Podemos, abiertamente republicano.