España desmontará su estricto confinamiento por el coronavirus de forma gradual y a diferentes velocidades en sus territorios, un proceso que debería finalizar a finales de junio, anunció este martes el presidente del gobierno, Pedro Sánchez.
“En el mejor de los casos, la fase de desescalada hacia esa nueva normalidad tendrá una duración mínima de seis semanas, y la duración máxima queremos que sea de ocho semanas para todo el territorio español”, en un proceso por fases, dijo Sánchez en rueda de prensa.
“A finales de junio estaríamos como país en esta nueva normalidad, si la evolución de la epidemia está controlada en cada uno de los territorios”, puntualizó Sánchez al esbozar el plan de desescalada del confinamiento al que están sometidos los 47 millones de españoles desde el 14 de marzo.
“Será la recompensa al gigantesco esfuerzo colectivo que hemos librado estas últimas semanas” en las que “hemos conseguido doblegar la curva de propagación de la epidemia” del coronavirus, dijo Sánchez.
El confinamiento, el más estricto de Europa, ya tuvo una ligera flexibilización el domingo, fecha desde la que permite a los niños salir a realizar paseos o jugar en la calle por una hora al día.
Este fin de semana dará un paso más, permitiendo a los adultos salir a hacer ejercicio o dar paseos.
Luego de una “fase 0” de preparación, probablemente el 11 de mayo comenzarían a abrir progresivamente restaurantes, comercios, hoteles y locales de entretenimiento, aunque con aforos reducidos que se irán ampliando y observando escrupulosamente las medidas de seguridad e higiene, explicó Sánchez.
Las escuelas permanecerán cerradas hasta septiembre, con excepción de las actividades de refuerzo o para recibir a niños menores de seis años cuyos padres no puedan teletrabajar, indicó el líder socialista.
Hasta que finalice el proceso, no se permitirán los desplazamientos de personas entre las provincias, mientras que el uso de mascarillas “estará altamente recomendado”, sobre todo para utilizar transporte público, dijo.
La desescalada tendrá “un único y exclusivo objetivo, que es recuperar la vida cotidiana y la actividad económica sin poner en riesgo la salud colectiva”, puntualizó Sánchez.
Con 23.822 muertos, España es uno de los países más golpeados en el mundo por la pandemia de la COVID-19, aunque ha logrado en las últimas semanas reducir en gran medida los contagios.