El gobierno alemán, aún conmocionado por el atentado racista de la ciudad de Hanau y fuertemente presionado para reaccionar e impedir nuevos dramas, anunció el viernes un aumento de la vigilancia policial en lugares sensibles para hacer frente a la “muy alta” amenaza que representa la extrema derecha.
La manifestación en memoria de las nueve víctimas del doble tiroteo de Hanau, organizada el jueves por la noche en unas cincuenta ciudades alemanas, dio lugar a una polémica sobre las armas, la protección de las minorías y el rol del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD).
El país ha sufrido tres atentados racistas y antisemitas en nueve meses, desde el asesinato de un representante electo proinmigrantes a la matanza de Hanau, pasando por el ataque contra la sinagoga de Halle en plena festividad del Yom Kipur.
En este contexto, marcado también por el desmantelamiento de grupos preparados para actuar, “ya no se puede hablar de actos individuales […] sino de un problema político. Es tiempo de darse cuenta”, resumió el viernes el diario berlinés Tagesspiegel.
“Bomba de relojería”
El gobierno anunció el viernes nuevas medidas, ante este “peligro número uno para la democracia”, según la ministra de Justicia, Christine Lambrecht.
La seguridad se reforzará en los “lugares sensibles”, en particular las inmediaciones de las mezquitas, los aeropuertos, así como las fronteras, anunció el ministro del Interior Horst Seehofer.
El gobierno de Angela Merkel ya había endurecido sus leyes y la seguridad en los últimos meses, en especial imponiendo a las redes sociales que señalen los contenidos de odio o protegiendo mejor a los representantes electos y activistas.
Pero no logra frenar todas las amenazas, especialmente la que representan individuos solitarios, desconocidos para la policía y armados legalmente, y que actúan repentinamente, como el presunto atacante de Hanau.
Estos “lobos solitarios”, que se radicalizan en internet, son “bombas de relojería que debemos combatir con todos los medios que el Estado constitucional nos ofrece”, matizó la ministra de Justicia.
“Lo que ya se hace en el ámbito del yihadismo” en materia de vigilancia en internet, debe “llevarse también al del extremismo de derechas”, aboga Peter Neuman, especialista en terrorismo en el King’s College de Londres, en el diario Die Welt.
El presunto autor del ataque de Hanau tenía una web personal que mezclaba teorías raciales y contenidos sobre conspiraciones antes de las matanzas.
Vigilancia para AfD
Otro aspecto de la amenaza atañe a un posible control más estricto de la posesión de armas. Unas 5,4 millones de armas circulan en el país, según el diario Bild.
Al ministerio del Interior le preocupa sobre todo que la extrema derecha radical adquiera cada vez más armas de todo tipo.
La policía se incautó de 1.091 armas en total en 2018, frente a 676 el año anterior, dentro de una investigación sobre delitos y crímenes atribuidos a extremistas de derechas.
Miembros del partido conservador CDU pidieron reforzar las leyes sobre armas, un desafío en un país amante de la caza o del tiro deportivo.
El drama de Hanau reviste una dimensión política en un país marcado por el auge desde 2013 de AfD, presente desde hace dos años en el Parlamento.
Esta formación, abiertamente xenófoba y cuyos dirigentes critican el arrepentimiento alemán sobre el nazismo, debería estar “bajo vigilancia” de los servicios de inteligencia, reclama Lars Klingbeil, secretario general del partido socialdemócrata SPD.