Determinado a obtener elecciones anticipadas para salir del bloqueo del Brexit, el primer ministro británico, Boris Johnson, visitaba el viernes Escocia en un ambiente de precampaña, aunque cada vez más noqueado por los golpes del parlamento y la dimisión de su hermano.
Johnson visitó una granja en el norte del país, al final de una semana frenética en la que el gobierno perdió su mayoría parlamentaria, vio aprobada una ley que le obligaría a pedir otro aplazamiento del Brexit y denegada por los diputados la opción de comicios generales.
El objetivo era anunciar una importante ayuda financiera para los agricultores escoceses tras el Brexit, un acto con olor a campaña electoral.
“No creo que tengamos un Brexit sin acuerdo. Tengo confianza en conseguir un acuerdo en la cumbre europea del 17 de octubre”, dijo al canal Sky News desde un prado cubierto de vacas.
Sin embargo, en Finlandia, país que preside actualmente la Unión Europea, el primer ministro Antti Rinne afirmaba casi al mismo tiempo que, debido al caos político en el Reino Unido, “no parece ahora posible” alcanzar un acuerdo a tiempo.
En el terreno judicial, Johnson se apuntó una victoria: la alta corte de Londres rechazó una demanda contra su decisión de suspender las labores parlamentarias entre la próxima semana y el 14 de octubre.
El recurso, presentado por la conocida empresaria y activista antibrexit Gina Miller con el apoyo de varios pesos pesados políticos -entre ellos el ex primer ministro conservador John Major- fue denegada como ya había ocurrido el miércoles con una querella similar presentada en Edimburgo.
Una tercera demanda contra la suspensión parlamentaria, estudiada en Irlanda del Norte, debe aún ser decidida.
Miller -que en 2017 ganó una importante batalla judicial contra el gobierno de Theresa May- anunció que recurrirá a la Corte Suprema el 17 de septiembre: “Mi equipo legal y yo no abandonaremos la lucha por la democracia”.
El Brexit “divide a las familias”
Johnson recibió duros golpes esta semana. En el plano personal, su hermano menor, Jo Johnson, dimitió como secretario de Estado de Ciencia y diputado por la “tensión irresoluble” entre su “lealtad familiar” y “el interés nacional”.
El primer ministro parecía bastante tocado y defendió que “Jo es un tipo fantástico”. Pero “no está de acuerdo conmigo sobre la Unión Europea, porque es un tema que obviamente divide a las familias”, dijo dejando traslucir un ápice de emoción.
En el Parlamento, 21 diputados conservadores se rebelaron contra él, dejándolo en minoría, y la oposición votó contra la propuesta de elecciones legislativas el 15 de octubre, negándose a darle una tabla de náufrago.
Seis semanas después de llegar a Downing Street, Johnson se encuentra arrinconado, sin mayoría e incapaz de cumplir su gran promesa de sacar al país de la UE el 31 de octubre a toda costa.
El lunes organizará una nueva votación en el parlamento sobre un adelanto electoral; pero parece que tampoco obtendrá el apoyo requerido, dada la desconfianza de la oposición a una posible “treta”.
El primer ministro “ha mostrado ser un mentiroso manifiesto y alguien que dijo que prefiere morir en una zanja a frenar un Brexit sin acuerdo”, dijo el viernes a la radio BBC la laborista Emily Thornberry.
Y aseguró que la principal fuerza de oposición volverá a votar contra los comicios mientras el nuevo aplazamiento del Brexit no haya sido pedido a la UE y concedido por esta, posiblemente en la cumbre del 17 y 18 de octubre.
El viernes por la tarde, la ley que exige dicha prórroga debía ser aprobada por la Cámara de los Lores antes de regresar el lunes a la Cámara de los Comunes.