Diametralmente opuestos, los políticos británicos Boris Johnson y Jeremy Hunt se disputarán los votos de 160.000 miembros del Partido Conservador para suceder a la primera ministra Theresa May, que dimitió derrotada por el Brexit.
En la última de las cinco rondas de votos por los 313 diputados tories, destinadas a reducir a dos la decenas de candidatos que aspiraban al liderazgo del partido, el polémico excanciller Johnson obtuvo 160 votos y el serio y actual canciller Hunt 77.
El ministro de Medio Ambiente, Michael Gove, fue el último candidato eliminado con 75 votos.
Johnson, de 55 años, conocido por su indisciplinada cabellera rubia y sus incendiarias declaraciones, partía como gran favorito y tuvo durante todo el proceso un avance arrollador. El exministro de Relaciones Exteriores y excalde de Londres, carismático y controvertido, defensor de un Brexit duro, es uno de los políticos más populares del país pero también uno de los que más división provoca.
Hunt, de 52 años, que le sucedió en la diplomacia británica cuando Johnson dimitió en 2018 en desacuerdo con la estrategia negociadora de May, defiende su “seriedad” como empresario de éxito. Inicialmente partidario de permanecer en la Unión Europea, cambió de opinión decepcionado por la actitud “arrogante” de Bruselas en las negociaciones.
El sábado, ambos emprenderán una campaña para presentar sus programas a los 160.000 miembros de la formación, que tendrán la última palabra durante una votación organizada a finales de julio.
“Estoy deseando salir por todo el Reino Unido y presentar mi plan para cumplir con el Brexit, unir a nuestro país y crear un futuro mejor para todos”, tuiteó Johnson. “No soy el favorito, pero en política las sorpresas ocurren como hoy”, escribió Hunt.
El vencedor se convertirá en el nuevo líder del Partido Conservador y como tal asumirá el cargo de primer ministro, ocupado hasta ese momento por May, quien se vio obligada a dimitir por su incapacidad para lograr que el Parlamento aprobase el acuerdo de Brexit que negoció con Bruselas.
Llevar a cabo la salida británica de la UE será la prioridad del nuevo jefe de gobierno pero la situación no habrá cambiado sustancialmente: los conservadores siguen sin mayoría absoluta en el Parlamento y Bruselas insiste en que no está dispuesta a reabrir la negociación.