Recientemente, la comunidad internacional ha sido testigo de la pesadilla que vive una familia sueco-chilena, cuyos nietos (7 en total) están atrapados en un campamento que antes pertenecía a la organización terrorista ISIS y ahora está en poder de militares kurdos que recuperaron el asentamiento.
Biobiochile le ha dado seguimiento a la situación y habló en las últimas horas con Patricio Gálvez, el padre de Amanda González y abuelo de los menores de edad, de entre 1 y 8 años.
Gálvez vive Suecia desde hace 30 años, cuando dejó atrás Chile para establecerse en territorio ajeno. Su hija nació en la nación nórdica, con las oportunidades que en Sudamérica no podía tener, sin saber lo que se avecinaba.
Partió la conversación desde esta sala de redacción hasta Gotemburgo con el desesperado abuelo chileno. No es para menos. Cada segundo cuenta para este hombre y brindarnos unos minutos, significó un tiempo valioso.
El origen de una pesadilla llamada ISIS
Amanda estaba en el colegio cuando comenzó a interesarse por el Corán. De hecho, en un inicio leía algunos párrafos. “Ella se convirtió antes a la religión a los 19 (años), no recuerdo el año, tendría que haber sido por el 2005”, dice Gálvez, tratando de hacer memoria en momentos en los que su cabeza está en varias latitudes a la vez. “Le interesó algunos textos que los encontró bonitos y de pronto se empezó a interesar en la historia hasta que se empezó a meter más y más”.
Su hija no se convirtió a otra religión, motivada por el amor. Cuando conoció al sueco Michael Skråmo, ella ya estaba convertida y leyendo el Corán como cualquier otro musulmán.
Entonces, el noviazgo entre Amanda y Michael surgió y creció. Era hasta cierto punto “normal”, para Patricio. Ambos jóvenes se casaron algún tiempo después y ese fue el origen de una pesadilla que alcanza en la actualidad a 7 inocentes niños y a su familia.
“Vivían una vida, como eran musulmanes, vivían una vida para mi un poco aburrida. Yo tengo otro tipo de dinámica en mi vida, pero vivían una vida normal”.
Del Corán a ISIS
En 2014, Amanda le comunicó a su padre que se iría a vivir a Turquía con su marido y sus 4 hijos (nacidos en Suecia)
Recibió la decisión de forma muy peculiar en un inicio. “Me pareció simpático porque Turquía es musulmán, la gran mayoría son musulmanes pero también son muy libres y nunca lo había visitado. Pensé que a lo mejor era simpático tener un país que visitar como Turquía”.
Todo lo contrario. Poco tiempo después, descubriría lo que estaba ocurriendo en la vida de su hija.
“Fue pura mentira porque en realidad después de 3 meses supe la verdad. Se habían ido (de Turquía) directamente por la frontera, digamos, ilegalmente hacia Siria”. Fue la ruta directa al campamento de ISIS, al norte sirio.
Para ese entonces, los videos de Michael eran cada vez más notorios en Internet. El sueco llamaba a las personas a sumarse a las filas de ISIS. En ocasiones, con un brazo cargaba el fusil y con el otro a uno de sus hijos. El niño a su vez, sostiene un arma como su padre, sin entender lo que realmente ocurría.
Amanda cumplía otro rol en el campamento Al Hol. Junto a las otras esposas de los combatientes, se aseguraban de las labores para atender a sus cónyuges e hijos, futuros reclutas.
Sin embargo, la vida les tenía un destino terrible. Skråmo, murió el año pasado en un combate contra militares sirios. A inicios de 2019 vendría la desaparición de Amanda y la orfandad para 7 niños, 3 de los cuales nacieron en territorio sirio, bajo el extremismo islámico y el de las condiciones precarias de vida, que los tenían desnutridos y enfermos.
“Fui el primer civil en un campamento (kurdo)”
Gálvez partió de Suecia a un hospital, al norte sirio, a ver a tres de sus nietos que cayeron sumamente enfermos y desnutridos.
Llevaba suplementos alimenticios para ellos y los otros 4 que habían sido rescatados del campamento de ISIS, por soldados kurdos, quienes los mantienen en ese asentamiento junto a decenas de personas más. En total, hay por lo menos 80 niños de nacionalidad sueca esperando por ser rescatados.
¿Cómo es posible que haya podido ingresar a un campamento hostil?, era la pregunta. Sin embargo, Patricio Gálvez, aclaró a BioBioChile, que ya no estaban en poder de ISIS cuando logró el ingreso. No obstante, el hecho de haber ingresado a ver a los niños fue todo un acto sin precedentes.
“Mi visita al norte de Siria fue bastante extraordinaria, porque fue como la primera persona civil, el primer pariente que andaba buscando a sus nietos o a su gente, a sus parientes. Nunca había entrado una persona extranjera despues de la guerra a Siria, buscando a su gente porque los unicos que entraban eran periodistas o trabajadores de organizaciones de ayuda”, asegura un orgulloso abuelo, cuyos lazos de sangre fueron tan fuertes que vencieron a una disciplina militar de otra cultura.
“Muchas personas de alto poder, acá, comandantes etc, simpatizaron con mi dolor”, asegura, al punto en que lo dejaron ingresar por 3 horas para compartir con los niños. De ahí vienen los registros que han sido difundidos a nivel mundial, contando la historia, aún sin un final feliz.
A esas alturas, los militares kurdos ya tenían el poder de la zona donde los 7 hijos de Amanda y Michael habían sobrevivido de milagro, como no pudieron hacerlo sus padres.
Fue parte de la suerte y simpatía que el abuelo chileno tenía en territorio sirio, pero debió volver al cabo de unas horas, a una triste realidad. Retornó con las manos vacías a Suecia, porque la confianza que se ganó de los jefes militares kurdos, no era suficiente para que le entregaran a sus nietos. Esa es parte de una labor diplomática que Suecia debía iniciar.
“El gobierno sueco está dilatando el asunto”
Patricio sigue en pie de lucha, como la que libraban, desde otro bando, su hija y yerno, con una organización extremista a la que entregaron todo.
La del abuelo chileno, también es una batalla activa. Antes de su conversación con Biobiochile, ya había deslizado una queja por escrito desde su cuenta de Facebook, donde acusa abiertamente la despreocupación de la cancillería sueca por el tema, pese a que hay otros 80 huérfanos oriundos de Suecia en ese campamento en el que están sus nietos.
“Chile hubiese solucionado la evacuación de mis nietos quizás ya este fin de semana, mas Suecia en concreto, los paró diciéndole a Chile: ‘¡No! Estos son niños suecos y nosotros resolveremos esto"(hipócritamente ya hace solo una semana atrás, no ayudarían a nadie y decían que no era fácil identificar la nacionalidad de estos niños)”, denunciaba en cada caracter, Gálvez.
Esta mañana, al responder el llamado desde esta redacción, Gálvez esperaba la llamada diplomática sueca que aún no llegaba.
Según el chileno, el gobierno sueco está dilatando el asunto con una dosis de burocracia innecesaria. A su juicio, el trato con los kurdos no es complicado.
“Ellos tienen que hacer la petición, simplemente. Además, el caso de mis niños es bastante conocido en esa región. (norte de Siria) Ellos están al tanto ya. (militares kurdos) Además, es mucho más fácil poder accionar, pero los suecos están dilatando la historia porque en el fondo no hay mucho interés. Ellos no tienen interés de salvar a los niños, es la verdad, lamentablemente. Si lo van a hacer es porque se están sintiendo obligados, pero no hay un interés de corazón. Ahora están sintiendo la presión internacional”.
Se trata de una frase con catarsis incluida, de un hombre que de golpe interrumpió la conversación con esta redacción, tras asegurar que había una llamada, probablemente de la cancillería sueca y con noticias para poder sacar por fin a sus nietos de Siria.
Al parecer la lucha continúa, como el seguimiento a este caso que ha destapado la oscura realidad de cientos de niños en el mundo a causa de las guerras, que muchas veces son respaldadas por sus propios padres, pero al morir estos en el campo de batalla, deben seguir solos, afrontando las consecuencias que no alcanzan a comprender.