El volcán Etna, ubicado en la isla italiana de Sicilia, entró en erupción este lunes escupiendo una gran columna de ceniza, lo que obligó a cerrar el espacio aéreo circundante, mientras que la zona del volcán siciliano fue sacudida por una multitud de pequeños sismos.
“La erupción ocurrió sobre el lado del Etna, la primera erupción lateral en más de 10 años, pero no parece peligrosa”, explicó a la Agence France-Presse el vulcanólogo Boris Behncke, del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV).
Una gran parte del espacio aéreo alrededor del volcán ha sido cerrado por falta de visibilidad. En el aeropuerto de Catania, en el este de la isla italiana, sólo cuatro llegadas por hora estaban autorizadas el lunes en la tarde.
Según el INGV, más de 130 sacudidas sísmicas han sido registradas en la zona el lunes en la mañana y la más fuerte alcanzó una magnitud de 4 grados.
Después de las sacudidas hubo un aumento de la actividad del volcán, que culminó con una enorme columna de ceniza.
Sin embargo, en la tarde las sacudidas sísmicas y las cenizas -probablemente acompañadas de lava incluso si la falta de visibilidad impedía confirmarlo en lo inmediato- disminuyeron, precisó el experto.
El Etna, con 3.300 metros, es el volcán más activo de Europa, con erupciones frecuentes, conocidas desde al menos 2.700 años.
Su última fase eruptiva fue en la primavera de 2017 y la última gran erupción en el invierno de 2008/2009.
A finales de marzo, un estudio publicado en la revista Bulletin of Volcanology reveló que el Etna se desliza muy lentamente hacia el Mediterráneo, a un ritmo constante de 14 milímetros por año.