Un ex guardia nazi de un campo de concentración, juzgado en Alemania por complicidad de centenares de asesinatos, dijo el martes sentir “vergüenza” de haber pertenecido a las SS, pero clamó su inocencia afirmando haber ignorado entonces la existencia de las cámaras de gas.
El acusado, un ex SS de 94 años, sirvió entre junio de 1942 y septiembre de 1944 en el campo de concentración de Stutthof, cerca de Gdansk en Polonia, en donde unas 65.000 personas fueron asesinadas, principalmente mujeres judías de los países bálticos y de Polonia.
“Por supuesto que tengo vergüenza de haber estado en las SS”, dijo, en una declaración leída por su abogado durante su juicio.
Pero aseguró que fue “enrolado por la fuerza” y no saber entonces sobre “las matanzas sistemáticas, las cámaras de gas” en el campo de concentración.
El ex guardia es juzgado como menor ya que en el momento de los hechos tenía menos de 21 años. Su nombre no fue comunicado por el tribunal de Münster (oeste). La prensa alemana lo identificó como un paisajista retirado llamado Johann.
Su testimonio era ante todo muy esperado ya que el hombre, que llegó en silla de ruedas al comienzo de su juicio el 6 de noviembre, lloró cuando la víctimas del campo de Stutthof declaraban.
Según el periódico Die Welt, en agosto de 2017, negó ante la policía estar al tanto de las atrocidades cometidas, afirmó que los soldados también tenían escasez de alimentos.
Los testimonios de los guardias de los campos de concentración o de exterminio son raros ya que los juicios sobre el nazismo fueron muy pocos.
Juicios tardíos
Recién desde hace pocos años Alemania intenta identificar a los últimos sospechosos con vida y juzgar a los que aún son aptos para comparecer.
En los últimos juicios, sólo un acusado habló, el ex SS Oskar Gröning, apodado “el contador de Auschwitz”, que pidió “perdón” en 2015 y reconoció su “falta moral”. Fue condenado a cuatro años de prisión por complicidad en la muerte de 300.000 judíos. Murió en marzo sin purgar su pena.
Otro ex SS de Auschwitz, Reinhold Hanning, hizo leer en 2016 por sus abogados una confesión de 25 páginas en la que admitía su “vergüenza” y reconocía que sabía que los deportados eran “asesinados, gaseados e incinerados”.
Pero se consideró un espectador y no un actor en el Holocausto de los judíos, denunció entonces el Comité Internacional de Auschwitz. No fue encarcelado a pesar de una pena de 5 años de detención.
De manera general, la justicia alemana es muy criticada por el tratamiento tardío e insuficiente de los crímenes del III Reich.
Esperó 2011, con el juicio al ex guardia de Sobibor, John Demjanjuk, para juzgar a todos los ex sentinelas de los campos de exterminio por “complicidad de asesinato”, sin importar cuál fue su conducta individual. Esos ex guardias son considerados como los engranajes de una “máquina de la muerte”.
Juicio simbólico
Según la acusación, el ex SS de Stutthof “sabía cuáles eran todos los métodos para matar” y “deliberadamente aprobó los asesinatos de centenares de personas” aunque no haya participado directamente.
En todos los últimos juicios, los acusados ocupaban durante los hechos posiciones subalternas. Ninguno fue a prisión por las apelaciones o por el estado de salud del condenado.
El acusado del juicio de Münster puede ser condenado a 15 años de prisión pero es poco probable que se declare esa pena máxima dadas las condenas dictadas contra Gröning o Hanning y por haber sido “menor”.
Estos casos, simbólicos, no tienen sólo un fin penal. Son pedagógicos y apuntan a dar a los descendientes de las víctimas el sentimiento de que hubo justicia.
Se prevén 14 audiencias hasta enero para juzgar al ex guardia de Stutthof. Cada una estará limitada a dos horas.
En un primer momento debía comparecer también otro ex guardia SS, de 93 años, pero su aptitud aún es objeto de estudio.