Como presidente del ejecutivo más minoritario en la historia de la España democrática, el socialista Pedro Sánchez lo tendrá difícil para gobernar ante los reclamos que, previsiblemente, le harán la izquierda radical de Podemos, los independentistas catalanes y los nacionalistas vascos.

Derrotado dos veces en las últimas elecciones y luego expulsado del liderazgo de su partido antes de regresar al centro político por la puerta grande, estos son los principales desafíos políticos a los que se expone el economista de 46 años.

Gustarle a Bruselas y a Podemos

Con sus 84 diputados, el Partido Socialista de Sánchez no solo está muy lejos de la mayoría absoluta, 176 escaños, sino que además será minoritario dentro de la coalición de ocho fuerzas políticas que lo ha llevado al poder, integrada en total por 180 legisladores.

“Gobernar (…) con un apoyo tan exiguo sin duda generará inestabilidad”, escribió este viernes el diario El País en su editorial.

La legislatura termina a mediados de 2020, pero varios analistas pronostican elecciones anticipadas de aquí a un año, aproximadamente.

Hasta entonces, las iniciativas exitosas de Sánchez serán aquellas en “las que tiene posibilidad de conseguir una mayoría fácil”, por ejemplo la reforma de la Ley de Seguridad, tachada de “liberticida” por la izquierda, vaticina Fernando Vallespín, politólogo en la Universidad Autónoma de Madrid.

El líder socialista ha prometido por otro lado que tendrá “como principal prioridad cumplir con los compromisos europeos”, en particular la reducción del déficit, y “ejecutar los presupuestos generales del Estado para 2018”, confeccionados por el gobierno conservador saliente de Mariano Rajoy.

Una línea que puede chocar con la de Podemos, cuyo líder, Pablo Iglesias, insiste en una “política social”.

Iglesias quiere además nombrar en el gobierno de Sánchez a miembros de su partido, nacido de la denuncia de la impopular política de austeridad acometida por Rajoy y su gobierno en respuesta a la crisis económica.

Para tranquilizar a su aliado, apuntó Vallespín, Sánchez podría desmontar la reforma laboral promovida en 2012 por Rajoy, que según la izquierda ha precarizado aún más el mercado laboral.

Nacionalistas vascos y catalanes

La decisión de Sánchez de no tocar los presupuestos, pendientes de tramitación en el Senado y rechazados inicialmente por los socialistas, fue en gran medida un gesto dirigido a obtener el apoyo del Partido Nacionalista Vasco (PNV).

Con esto quedan a salvo 540 millones de euros de inversión en infraestructuras en el País Vasco. Pero aun así, el portavoz del PNV en la Cámara Baja, Aitor Esteban, advirtió a Sánchez que tendrá “un gobierno débil y difícil”, y que la Cámara va a ser “un pim pam pum continuo”.

El diálogo con los nacionalistas vascos podría resultarle difícil de gestionar al nuevo presidente del gobierno, al que la derecha acusa ya de haber pactado con “los amigos de ETA”, en alusión al partido independentista vasco EH Bildu, que apoyó la moción de censura.

En cuanto a Cataluña, Sánchez se ha comprometido a “tender puentes” con el nuevo gobierno regional independentista de Quim Torra, al que hace escasos días tachó de “supremacista”.

“Seguramente ésta va a ser la línea de ataque de la oposición de derecha (…), por lo tanto, el gobierno de Sánchez ha de ser muy prudente”, estimó Joan Botella, politólogo en la Universidad Autónoma de Barcelona.

No obstante, matizó que la posición “muy dura” observada por el socialista frente al separatismo catalán lo protegerá de las acusaciones de complacencia.

Globalmente, los analistas consultados por la agencia internacional Agence France-Presse (AFP) pronosticaron una bajada de tensión en la crisis catalana. Sobre todo cuando “casi todo el dosier de Cataluña está en manos de los jueces y no del gobierno”, y los independentistas sufren de sus “divisiones internas”, señaló Joan Botella.

En campaña permanente

Otro riesgo que corre el gobierno de Sánchez es el de parecer que está siempre en campaña electoral, pues después de meses de escasa presencia mediática “lo que quiere precisamente el Partido Socialista es abrir el telediario todos los días”, subrayó Vallespín.

Al mismo tiempo, deberá cuidarse de perder demasiados votos en el centro del espectro político, destacó el analista, añadiendo que el éxito de Sánchez radicará en “su capacidad para no dejarse caer en el radicalismo que va a tratar de imponerle Podemos”.

En el período que se avecina, los analistas creen que habrá pocas reformas de calado. Federico Santi, de Eurasiagroup, pronostica un impacto “ligeramente negativo” en la política económica, si el ritmo de reducción del déficit se relaja.