Tras cinco días de lucha, los bomberos lograron este jueves controlar los principales focos de los incendios que devastaron el centro de Portugal, dejando 64 muertos y 204 heridos, mientras el país enlutado seguía preguntándose por las causas de la tragedia.

Un día después de frenar el inmenso fuego de Pedrogao Grande, los bomberos consiguieron este jueves detener el avance del incendio de la región de Góis, que también se declaró el sábado.

Cerca de 2.400 hombres continuaban movilizados para acabar con esos dos fuegos, con la ayuda de 11 aviones antiincendios enviados por España, Francia e Italia.

En ambos frentes, la noche del miércoles fue tranquila gracias a unas condiciones meteorológicas más favorables: las temperaturas cayeron y no superaron los 29ºC y aumentó el nivel de humedad.

Desde el sábado, los servicios de seguridad no habían logrado detener las llamas, avivadas por un calor abrasador y unos vientes cambiantes, en una región poblada de eucaliptos y pinos cuya orografía accidentada complicó la labor de los bomberos.

‘Tragedia sin precedentes’

Evacuados dos días antes, los habitantes de cerca de 40 pueblos de los montes escarpados que dominan Góis empezaron a regresar a sus domicilios que, en su mayoría, pudieron ser salvados por los bomberos y algunos residentes que permanecieron en la zona a pesar del peligro.

“En un momento en que los incendios más preocupantes han sido controlados, tengo dos palabras para hablar de esa tragedia humana sin precedentes: dolor y solidaridad”, declaró el primer ministro Antonio Costa, en una rueda de prensa en Lisboa. “Es primordial dilucidar claramente todo lo que ocurrió”, añadió.

La víspera, su ministra del Interior, Constança Urbano de Sousa, había reconocido un fallo parcial del sistema de comunicaciones del Estado.

El incendio de Pedrogao Grande causó 64 muertos, de los cuales 43 han sido identificadas. Entre esas víctimas, 47 murieron el sábado en la carretera nacional 236, atrapadas en sus vehículos mientras intentaban huir de las llamas que se propagaban con gran rapidez.

‘Fenómeno excepcional’

“Los acontecimientos fatídicos de la N236-1 ocurrieron en el marco de un fenómeno excepcional”, escribió el comandante general de la gendarmería en un documento enviado al jefe del Gobierno.

“El fuego alcanzó esa carretera de forma totalmente inesperada, inusual y terriblemente repentina”, añadió la gendarmería en su respuesta a Costa, que el martes había reclamado “explicaciones rápidas” sobre lo ocurrido en la nacional 236.

Ante las críticas recibidas por no haber impedido la circulación en esa carretera, la gendarmería alegó que no disponía en aquel momento de “ninguna información sobre la existencia de un riesgo posible o real al tomar esa vía”.

El instituto meteorológico portugués, al que Costa preguntó si se habían dado “circunstancias inusuales que pudieran explicar la dimensión y la intensidad de la tragedia”, calificó la situación de especialmente “compleja y excepcional”.

Esa agencia describió así una catástrofe provocada, según ella, por “un viento de gran intensidad y la propia dinámica del incendio”.

Ese fenómeno de ráfaga descendente, conocido como ‘downburst’ en inglés “se confunde a veces con un tornado y tiene un impacto importante en el caso de los incendios forestales, ya que proyecta fragmentos hacia varias direcciones”, añadió el instituto.