El presidente ruso, Vladimir Putin, exhortó el jueves a una “restauración del diálogo” entre los servicios de inteligencia rusos y estadounidenses.
“Al más alto nivel, hay que cultivar la colaboración en materia antiterrorista con nuestros socios extranjeros”, declaró durante una ceremonia ante los responsables de los servicios secretos rusos (FSB), agregando que deseaba “la restauración del diálogo con los servicios secretos de Estados Unidos y otros países de la OTAN“.
“No es culpa nuestra si se ha interrumpido y no se ha desarrollado”, precisó el presidente ruso, agregando que es “evidente que en el campo de la lucha contra el terrorismo, todos los gobiernos y las organizaciones internacionales deben cooperar”.
Felicitando a sus servicios de seguridad, Vladimir Putin precisó que estos habían abortado en 2016 “45 crímenes de naturaleza terrorista”, incluyendo 16 atentados.
Además, aseguró que 53 oficiales y 386 agentes de los servicios de seguridad extranjeros habían sido desenmascarados en Rusia en 2016, agregando que “la actividad de los servicios de seguridad en Rusia no disminuye”.
El presidente ruso también denunció los ataques informáticos contra Rusia, que según él se triplicaron respecto a 2015, y pidió que se aumenten los recursos gubernamentales en materia de lucha contra la cibercriminalidad.
Entre los peligros detectados para la seguridad del país, Putin citó a la OTAN que, en una cumbre celebrada en Varsovia en julio, “identificó a Rusia como su principal amenaza e hizo de su confinamiento su misión principal”.
“Con este objetivo, la ampliación de la OTAN continúa”, declaró el presidente ruso.
Las declaraciones del jefe de Estado ruso coincidieron con los crecientes signos de impaciencia que Rusia va mostrando respecto al acercamiento prometido por el presidente estadounidense Donald Trump antes de ser elegido en noviembre y que todavía no se ha traducido en acciones concretas, tres semanas después de su investidura.
Las relaciones entre Washington y Moscú se deterioraron gravemente durante la presidencia de Barack Obama, después de la anexión de Crimea por Rusia en 2014.